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Cómo crear un personaje a partir de una persona real

Personajes literarios: como crear tu personaje a partir de personas reales

Antes de crear un personaje a partir de una persona real estaría bien empezar por saber lo que es un personaje. Según la RAE, un personaje sería un «ser ficticio, persona o animal, inventado por un autor, que interviene en la acción de una obra literaria o de una película».

Según Forster los personajes son reales «no por parecerse a nosotros —lo que puede ocurrir—, sino por ser convincentes». Share on X

Yo ampliaría un poco más esta definición, y diría que un personaje ha de causar —en estrecha colaboración con la imaginación del lector— lo que podríamos llamar el «efecto persona». Es decir, los buenos personajes han de estar compuestos de tal modo que creen la ilusión de que alguien (y no algo) muy concreto está ante el lector protagonizando los hechos. Según Forster los personajes son reales «no por parecerse a nosotros —lo que puede ocurrir—, sino por ser convincentes».

Y todavía añadiría una cosa más: cuidado con caer en el engaño de que los «personajes» son «personas». En el momento en que introduces en una narración a tu primo, a tu madre, a tu panadero o a ti mism@, pasa de inmediato a convertirse en un personaje, que nada tiene que ver con la persona real. Partiendo de la base de que cuando miramos a alguien de nuestro entorno (o a nosotros mismos) no vemos la realidad, sino una porción muy limitada por nuestro enfoque y nuestros patrones de lo que esa persona de hecho es, al introducirlo en un relato, en que se ve confinada por una temática determinada, por un argumento, por un enfoque narrativo, por una extensión específica, etc., no podemos pretender (y más vale que ni lo intentemos) que aquello conforme a la persona real.

Así que hemos de partir de la base de que cualquier personaje (se base o no en alguien real) no es sino una parte de la mente del escritor que cobra vida y autonomía a través de las palabras y la narratividad.

Cinco pasos para crear a tu personaje

Veamos ahora algunos consejos que te pueden ser de utilidad para crear a un personaje basado en alguien real.

1. ¿Qué te llama la atención de esa persona?

Cuando a ti (como escritor/a) te llama la atención alguien de tu entorno hasta el punto de querer construir a su alrededor una historia o una serie de historias, es porque esa persona actúa de espejo de un aspecto de ti mism@ en el que querrías indagar.

La primera clave sería, por lo tanto, fijarte en por qué esa persona te llama la atención. Cuáles son los rasgos que despiertan interés y curiosidad en ti. Esos rasgos, indudablemente, no pueden ser el que sea de complexión atlética, alta estatura y ojos azules, sino determinadas características que lo hagan único (en el caso del Jorobado de Notre-Dame, por ejemplo, está claro cuáles serían los rasgos que le podrían atraer a Víctor Hugo, tanto por el lado físico, como por su carácter).

Te propongo, pues, que hagas una lista con esos rasgos que te interesen de la persona en la que vas a basar tu personaje.

2. Transfórmalo en alguien original

Lo segundo que has de hacer es configurar al personaje como un ser irrepetible. No puede haber otro como él, de modo que hemos de escoger con cuidado aquellos rasgos que lo delimiten. Y esto ya lo separará mucho de la persona en cuestión en la que te hayas basado, ya que un ser humano es, por su misma esencia, inabarcable, mientras que los personajes literarios son seres más manejables, en los que el autor se puede encarnar sin ningún problema. Recuerda, en este paso, que no tienes que rendir cuentas a nadie, ni mucho menos serle fiel a la realidad.

Te sugiero, para este paso, que escojas de la lista anterior algunos rasgos (los que te resulten más llamativos), y los mezcles con otros inventados que le hagan original sin traicionar la esencia de lo que en principio te había llamado la atención, incluso enfatizando esas peculiaridades.

3. Observa qué historia trae de la mano esa persona

Otra clave para que cualquier buen personaje protagonista funcione, y que tendrás que tener en cuenta a la hora de escoger a tu modelo, es que ha de venir de la mano de una buena historia. Es decir, que cuando alguien nos atrae lo suficiente como para querer escribir sobre él, normalmente tiene que ver con que esa persona está envuelta en algo que la hace más interesante aún. Esto, por lo general, implicará contradicción, conflicto, lucha interna.

Recoge en el papel todas esas cosas que te parece que envuelven a esa persona en una atmósfera interesante en la que te gustaría indagar.

Para crear un personaje literario a partir de una persona: elige los rasgos que han despertado tu interés y curiosidad sobre una persona, transfórmalo en alguien único, irrepetible, observa y recoge qué historia trae de la mano. Share on X

4. Observa lo que hace esa persona

Un personaje de ficción se define, en buena medida, por la acción narrativa. Lo que «hace» un personaje siempre nos va a decir más sobre él que lo que piensa o cómo es físicamente. Es un hilo de acción, de hecho, lo que configura al personaje, lo completa.

Así que anota una serie de acciones (reales o inventadas) que te parezcan relevantes y congruentes con todo lo que hayas anotado en los anteriores pasos. Procura especialmente que estas acciones apunten, de un modo u otro, al conflicto que se haya esbozado en el paso anterior.

5. Presta atención a los pequeños detalles

Para que tu personaje cobre verdadera vida, presta atención a los pequeños detalles o a los pequeños gestos que lleva a cabo la persona en la que lo quiero basar.

No son las grandes palabras ni los grandes actos los que le darán al lector esa sensación de que el personaje trasciende las páginas del libro. Será su forma de ladear la cabeza al mirar a alguien, las manías (Carvalho —el detective protagonista de algunas de las novelas de Manuel Vázquez Montalbán— tenía la manía de encender el fuego arrancando páginas de libros de su biblioteca) o sus gustos personales (a Sherlock Holmes le gustaban, por ejemplo, las galletas).

Anota todos los pequeños detalles y gestos de la persona en la que quieres basar tu personaje que se te ocurran, a ser posible que tengan alguna relación con todo lo que hayas escrito en los pasos anteriores.

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Si sigues estos pasos no solo tendrás una noción bastante completa de tu personaje, sino que tendrás ya buena parte del argumento y de la trama. Y además, habrás ido alejando al «personaje» de la «persona» lo bastante como para sentirte libre con respecto a la realidad. Cuanto menos atado estés a «lo que de verdad pasó», tanto mejor.

El proceso psicológico mediante el cual tu persona se separa de tu personaje para después, una vez que este se ha convertido en alguien ajeno, encarnarte en él y explorarlo a tu gusto, resulta imprescindible para escribir ficción. Share on X

Cuando tu personaje está basado en ti

Cuando quieres construir un personaje autobiográfico o, lo que es lo mismo, convertirte a ti mismo en personaje, el proceso de creación se complica, pues has de convertirte primero a ti mismo en otro.

Podría pensarse que, si quieres ser uno de tus personajes, no sería necesario que te observaras como otro, sino que simplemente habrías de plasmarte como tú mismo eres —o crees ser—; pero no es así. El proceso psicológico mediante el cual tu persona se separa de tu personaje para después, una vez que este se ha convertido en alguien ajeno, encarnarte en él y explorarlo a tu gusto, resulta imprescindible para escribir ficción. Sin ese alejamiento previo, que te permitirá objetivarte, la narración se convertirá en una especie de crónica o diario, cosa que el lector percibirá inmediatamente, igual que distinguimos, por poner una metáfora visible, una película de un documental.

El esfuerzo que ha de hacer cualquier persona para intentar verse como la ven los demás es similar al que has de realizar para construir un personaje autobiográfico. Si consigues observarte como si fueras otra persona, aunque de iguales características, como una especie de doble o hermano gemelo, habrás saltado el primer obstáculo.

Después has de introducirte dentro de ese doble (que ya no eres tú) y contar su historia, poniendo cuidado de que en ningún momento se produzca una fusión entre creador y criatura, que impediría al personaje desenvolverse con libertad y lógica narrativa en la consecución de la historia. Tras haber saltado este segundo obstáculo, habrás conseguido crear un personaje autobiográfico.

Un truco para lograrlo es partir de una carcasa vacía de personaje a la que irás rellenando poco a poco con tus propias cualidades. Para hacer más fácil todavía el proceso, le puedes prestar todas tus cualidades y vivencias menos un par de ellas, las cuales te vendrán a recordar continuamente que se trata de otra persona. Puedes cambiarte el color de pelo y la profesión, la estatura o incluso el sexo, en función siempre de la historia que quieras contar. También esto puede afectar a la familia y al entorno del protagonista. Aunque tú tengas tres hermanos, tu protagonista puede ser hijo único, o puede haberse quedado huérfano de pequeño, aunque en tu caso no haya sido así.

Espero que estos consejos, tratando de enderezar distorsiones que solemos tener a la hora de escribir ficción, te sirvan para crear personajes verosímiles. Seres verdaderos que, aunque no sean los mismos que las personas en las que se basaron (ni falta que hace), tengan una entidad definida, eficaz y adaptada a la historia que quieras contar, que cautive a tus lectores y que haga que perduren en su memoria.

5 comentarios en «Cómo crear un personaje a partir de una persona real»

  1. Hola, Isa, he sentido el foco de esta publicación sobre mí, ja, ja, ja. Me viene de maravilla. He tomado nota de todo, ahora a ver si soy capaz de ponerlo en práctica.
    Como siempre mil gracias por compartir.
    Un besote.

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