Son malos tiempos (de pandemias y guerras) para convivir con tus emociones, en una sociedad, además, en la que te han enseñado a negarlas, taparlas o reprimirlas, y no a comprenderlas ni a respetarlas. De esta forma, lo más fácil es que últimamente sientas bloqueo, y tengas nudos internos difíciles de detectar y todavía más difíciles de desanudar.
La escritura es una maravillosa herramienta para conectar con tus emociones y liberarlas, aunque hay que tener en cuenta que «liberarlas» no significa «librarse de ellas».
Para liberar tus emociones has de conectar con el momento presente, con tu experiencia, con tu materia prima Share on X
Conectar con tu experiencia del presente
Para escribir algo que te sirva realmente para liberar tus emociones, has de conectar con lo que te pasa internamente en el momento presente, con tu experiencia, que al fin y al cabo es tu materia prima. Y es que no tienes otra cosa a la que acudir. No hay nada fuera de tu experiencia. Incluso si quieres acudir a las experiencias de los demás, no te queda más remedio que pasarlas por el filtro de tu propia experiencia e interpretación. Incluso si consideras que hay cosas fuera (árboles, casas, amapolas, lámparas, perros…), cualquiera de esas cosas solo puedes percibirlas desde tu propia subjetividad.
Pero claro, no siempre nos es fácil conectar con eso que nos sucede, especialmente con las emociones intensas; tendemos a escaparnos de ellas y concentrarnos más fuera que dentro.
Y ahí es donde la escritura nos puede ayudar un montón, a procesarlas y a liberarlas.
La escritura nos hace libres
En la vida estamos atenazados por el miedo y por mil condicionamientos, pero en el campo abierto de la escritura podemos liberarnos de nuestras ataduras. En la escritura, incluso podemos gozar trabajando con aquellas emociones o aspectos humanos que nos parecen repulsivos, porque lo que ocurre en nuestros escritos no lo consideramos «real».
Cualquier persona que se acerca a la escritura tiene la necesidad de expresar sus emociones, de ser ella misma, de vivir sin vergüenza ni ocultamientos, de ser libre y de conectar así con los demás de una forma auténtica.
Cuando conviertes en ideas tus experiencias se pierde el latido vital de tu escritura. Share on X
La tendencia a explicar las emociones
¿Y cómo expresar las emociones por escrito? Parece que solo hay una forma de hacerlo, que es a base de conceptos, de palabras, a base de explicar lo que percibes, ¿verdad? Si ahora mismo te digo que me hables de la emoción que sientes en este momento, estoy segura de que tú harás lo posible por explicármela con todo detalle.
Y es que no es tan sencillo desembarazarnos de las cadenas que nos aprisionan en la vida, y seguimos llevándolas en el terreno de la escritura. Tenemos una tendencia tan fuerte a engancharnos a los pensamientos (confundiéndolos con la realidad) que, cuando nos ponemos a escribir, solemos expresar «ideas» más que «vivencias».
Aun cuando mientras escribes se estén generando sensaciones, emociones y sentimientos, estos suelen pasarse por el filtro del pensamiento antes de llevarlos al papel. En ese trasvase suelen pasar de ser algo experiencial a convertirse en ideas, conceptos, etiquetas que les ponemos; es decir, se pierde todo el fluido vital, el latido de la vivencia, la chispa experiencial, y llegan al lector convertidos en una naturaleza muerta. Como esos avistadores de pájaros que cada vez que ven un pájaro, apuntan la especie en su libreta: «garza», «estornino», «urraca»… Y a medida que van anotando, es como si se los fuesen cargando con una escopeta.
Da alas a tus emociones
Dada nuestra tendencia a huir de la intensidad de las emociones, que nos asusta, usamos sin querer la escritura para amortiguarlas como sea, transformándolas en cadáveres, para librarnos de ellas. Te ofreces a ti mismo (y al lector) una interpretación de tu vivencia, más que la vivencia en sí. Además, esa interpretación suele estar bastante falseada y filtrada por tus patrones y creencias.
Sin embargo, la escritura está justo para dar alas a las emociones, para liberarlas como a pájaros enjaulados, para señalar con las palabras el vuelo de esa garza, de ese estornino o de esa urraca, sin tratar de atraparlos en el papel.
Entonces, escribir desde el corazón (que es a lo que yo enseño en mis acompañamientos) significa no permitir que tu experiencia vital se muera camino del papel. Es decir, permanecer en contacto con lo que sientes en todo momento mientras escribes y usar las palabras como una mera herramienta para señalar esa experiencia, y no para explicarla o manipularla.
De ese modo, tus palabras estarán en conexión directa con tu corazón, el discurso será algo vivo, palpitante, y se podrá producir el acto de transmisión con el lector. Porque, por si no te habías dado cuenta todavía, esto no tiene que ver solo contigo, sino que también tiene que ver con la conexión con los demás. No hay liberación posible cuando nos miramos el ombligo. De hecho, mirarnos el ombligo es la causa de que estemos tan bloqueados emocionalmente.
El dedo y la luna
Entonces, lo primero es estar en contacto con tus emociones mientras escribes. Pero quizá —a pesar de estar experimentando aquello sobre lo que escribes— aún estás en el «explicar» con ideas lo que te pasa, cuando tienes que pasar a «mostrarlo» para que realmente se libere.
Es como si tuvieras que señalarle a alguien la luna. Lo importante no es que la persona a quien se la señalas mire el dedo (es decir, las palabras) sino que mire la luna (es decir, aquel lugar al que apuntan las palabras). Si tu manera de expresar la experiencia es demasiado conceptual o intelectual, en vez de trasladar la experiencia directamente, estarías trasladando —de nuevo— una serie de ideas sobre la experiencia, aunque estén teñidas de emoción.
Te voy a dar dos herramientas muy sencillas para que se produzca este acto de transmisión y de liberación.
1. Escribir con palabras concretas
Cualquier experiencia que queramos transmitir solo quedará clara cuando, al ponerla por escrito, la convirtamos en hechos, acciones o imágenes concretas. El significado de las palabras concretas se puede percibir a través de los sentidos (coche, elefante, correr, azul, calle…) y el de las abstractas es del que requerimos de un cúmulo de palabras concretas para poder visualizarlo (fin, justificación, medios, libertad, experiencia, elucubrar, armonioso…).
Es muy fácil decir, por ejemplo, «Me lo pasé muy bien en la fiesta». Pero el lector se quedará frío con esa frase, y tú también al escribirla. Queremos verlo, y poder interpretarlo. Para eso, tienes que mostrar la fiesta. ¿Cómo era? ¿Con quién te encontraste? ¿Qué bebiste? ¿Qué música ponían? Y esa recreación de la experiencia es lo que te permitirá profundizar en tus emociones, y también propiciarás que cualquier lector lo haga a su manera.
2. Mostrar
Cuando recreamos nuestra experiencia con palabras concretas, a través de las coordenadas de lugar, tiempo y acción, lo que estamos haciendo es «mostrar», en lugar de «explicar».
Cuando mostramos, conseguimos acceder a un ámbito que trasciende los conceptos, donde están sucediendo muchas cosas a la vez. Entramos en un campo más complejo y simbólico que tiene que ver con la amplitud y profundidad de nuestra mente y de la auténtica realidad, libre de los condicionamientos.
Un texto narrativo se basa en recrear un mundo preñado de matices sensoriales. Ahí es donde has de entrar y donde has de propiciar que el lector entre. Trasladarás tus experiencias a tus personajes y, de esa forma, en comunión con el lector, podrás ser otras personas, podrás vivir situaciones que en tu vida real no te permitirías vivir, y darás dinamismo a tus emociones para que se transformen en lo que en realidad son: pura vida, hermosura, creatividad y consciencia.
5 comentarios en «Cómo liberar las emociones a través de la escritura»
Muy bueno, Isa. He disfrutado como un enano leyéndote. Lo digo en serio. Ha sido una experiencia emocionante. Tras cada coma, cada palabra, cada frase o párrafo se esconde una lección que explota como un castillo de fuegos artificiales, llenándote el corazón de una emoción gozosa. Gracias. Muchas gracias.
Jo, José María, a mí también se me expande el corazón al leer los comentarios que me dejas :-).
Un abrazo fuerte,
Isa
Leia y tomaba notas. Tocar las palabras transformaba lo mental en sensacion. Cada palabra tenia una especie de vibracion unica. Gracias!!!
Gracias, Begoña, qué bien que te estés atreviendo a hacer lo mismo :-).
Un fuerte abrazo,
Isa
Isa: buscando el camino para poder escribir, ya que al relatar mi propia autobiografía y encontré el aliento mayoritario para que siga escribiendo, me encontré con tu página, la que mejor me ha servido para ver como iniciarme en este camino de la escritura. Cuando lo hice estaba atravesando una crisis personal y me alivio muchísimo. Gracias por escucharme y guiarme