Autora: Mercedes Adán
En el curso con Isa de «Escribir para sanar» no tenemos teoría, sino propuestas personalizadas de escritura en cada entrega. Y parece tener un espejito mágico, como el de la madrastra, que siempre le dice la verdad, porque con cada una quemas algo que tiene que desaparecer o riegas lo que debe crecer o ves lo que te hace falta mirar.
Me atrevo a hablar por el grupo porque hemos hecho una especie de cueva, en ese lugar inhóspito que es el WhatsApp, donde nos curamos las heridas, nos atrevemos a dar algo a luz, dejamos salir recuerdos y emociones, y recorremos el camino arropadas.
Mi objetivo más importante: «estar en mi centro y no salirme de él fácilmente». Share on X
En la primera sesión, marqué en el cuestionario como mi objetivo más importante: «estar en mi centro y no salirme de él fácilmente». Durante el curso he escrito textos con muchas imágenes, con la emoción cerca y las ideas lejos. Y cuando Isa me dijo que hiciera «una especie de “votos”, que sirven de soporte y asentamiento para nuestra mente cambiante» me entró el mismo deseo que aversión. Soy muy mala con el compromiso y a la vez, era asumir lo que quiero y ponerlo en valor. Incluso sentí que a mí misma me ponía en valor mi compromiso.
Hice la tarea de la manera más honesta que pude, con mis limitaciones. Entrando de puntillas en mis deseos para que no salieran volando. Siendo realista, porque quiero alcanzar lo que sueño. Mirándome con bondad, porque fallaré, pero no voy a desistir.
Comparto mis votos contigo, por si te sirve para hacer tu propia lista.
MIS VOTOS
A veces siento que he perdido lo que me importaba en la vida. Mientras se van quedando a los lados del camino personas que siguen ahí de una manera diferente, mi figura se hace nítida según avanzo. No sé si me gusta, tampoco me disgusta. Es lo que ha podido ser: eso sí me gusta. Me miro parada en el camino. Me entra orgullo, compasión, amor incondicional, ganas de agarrarme de la mano y llevarme a un lugar caliente y mullido. Pero no puedo hacerlo aún.
He llegado aquí con mucho trabajo, es una realidad que me cuesta reconocer, y he dado un salto al vacío.
No puedo fallar ahora.
No es malo parar y descansar, no me convierte en un monstruo, no tengo que castigarme por ello. La escritura me lleva de la mano por el presente, me dice qué me está pasando y lo que tengo que integrar en mí. Share on XNo es malo parar y descansar, no me convierte en un monstruo, no tengo que castigarme por ello. Sí, me desconecto, lo sé. Y con un gesto amable, miro lo que necesito. Si ya puedo volver al camino, vuelvo. Y si no puedo, busco cómo cubrir la necesidad que me permita seguir. Observo también mi exigencia. Si algo no es como quiero, me separo de todo, y me quedo en babia, sin darme cuenta de nada. Pero el camino sigue ahí y yo sigo en él. Miro su belleza, sus márgenes de color gris verdoso profundo, como si fuera mitad vegetal, mitad mineral.
La escritura me lleva de la mano por el presente, me dice qué me está pasando y lo que tengo que integrar en mí. Me invita a mirar el paisaje, a recoger sus frutos; a oler, saborear y digerir lo que crece en el margen del camino; y avanzo, fuerte y vulnerable, por esa senda en la que a ratos da el sol y otros la luna. Me invita también a la belleza, a dibujar con palabras las siluetas de la añoranza, de los sueños, de las sensaciones invisibles que llegan a mis sentidos. A veces me tambalea la belleza. Lo que soy capaz de entender me abruma y me sobrepasa. Me paro a respirar para recoger fuerza por mi piel e incorporarla a mí. Hago un altar a la belleza para seguir viva.
La meditación me hace darme cuenta de que sigo viva. Respiro un aire violeta con rumor de suspiros, de abuelas y caricias, de madres. Me llena, se va cargando de humo y de ruido, y me deja en silencio con ganas de repetir. Al instante otra respiración, y otra y otra… La vida no para. No descansa. Sigue con precisión japonesa e italiana, juntas. Recoge aire y expulsa un latido de corazón.
Dos soportes para sostener y seguir creando mi mundo.
Necesito una tercera pata para equilibrar y no caerme. Es la espiritualidad. Mirar hacia algo más grande que yo. Una red creada por dioses y humanos que se extiende cada vez que voy a caer, me recibe, reboto, siento lo inestable.
Y en lo inestable, la protección de lo que me sostiene.
Mis tres pilares: escritura, meditación y espiritualidad. Os siento, agradecida de esta bendición. Os noto en mí. Os cuido y cultivo flores delicadas en el balcón de casa. Lo limpio para sentir aire y sol en la cara. Llevo ese lugar conmigo. Voy trazando vínculos con lugares, personas, cosas, emociones… y conmigo misma. Hasta que nace, como una oración, una historia. Voy sintiendo como eso me conecta con lo que hay, el cielo, el suelo, el aire alrededor. Lo que escribo es verdad. Palabra de dios. Un dios risueño y amable que me da la mano para saltar un charco. Al sentirla me estremezco, no sabía que estaba tan cerca. Le miro a los ojos y le digo que me siento sola. Y él responde: bobadas, sigue. Y nos vamos juntos a lo siguiente mientras se levanta un aire que aparta las hojas caídas en el suelo.
Prometo estar abierta a este pequeño milagro que me hace estar en el mundo.
Prometo escribir de manera continuada. Si un día no puedo, recordaré que no estoy rompiendo el camino. Solo sentándome, por alguna razón, un momento al margen. Volveré en cuanto me dé cuenta.
Prometo meditar de manera continuada. Si un día no puedo, un dolor o algo me desvía, me doy cuenta. Volveré a mí al día siguiente.
Prometo dedicar tiempo al estudio de los maestros y lo relacionado con ellos. No los voy a dejar pasar de largo.
Escritura. Estoy abierta a los compromisos asumibles sobre escritura que me propongan:
- Una vez al mes escribiré en el blog de Escribir y meditar,
- Me planteo hacer mi propio blog antes de que acabe el año, si es oportuno. Recopilaré lo que he escrito y lo que escriba.
- Mirar concursos cada mes mientras no esté mi libro publicado o cambie de plan.
- Escribiré al menos diez minutos en mi diario por la noche.
Meditación.
- Seguir con la lectura y práctica de El Proceso de la Presencia.
- Meditaré al menos media hora al día: al volver a casa sobre las 12, si no hago a esa hora a las 19h con la Comunidad de Escribir y meditar.
Espiritualidad.
- Pondré orden en mis cuadernos para plantearme el compromiso de estudio.
- Repasaré mis ideas sobre los cursos de creatividad, amor, los tres centros y cuerpo.
Recordar:
- Nadie depende de mí, todos se bastan solos. Vuelvo a mí.
- No asumiré compromisos sociales incompatibles con mis votos, respiraré antes de quedar con alguien o de ofrecerme a algo. Vuelvo a mí.
- No me estresaré con lo que vivo como obligaciones que no me interesan. La casa es flexible, igual el lugar en el que vivo o el entrenamiento. Vuelvo a mí.
- Un fallo o un incumplimiento no es un fracaso, retomo lo antes posible y así no tendrá importancia. Vuelvo a mí.
- Vuelvo a mí es el mantra para recordar los votos.
- Revisaré este compromiso cuando las circunstancias me permitan mejorar los objetivos o las metas. También si surge la necesidad de hacerlo para volver a mí.
Estos votos están hechos el 27 de noviembre de 2022.
Me han permitido mirar con curiosidad mi mente cambiante y darme cuenta de que tengo que volver a mí muchas veces. Sigo firme en mis votos y en mis deseos.
11 comentarios en «Confecciona tus votos para el nuevo año»
Hola Mercedes,
Precioso tu texto lleno de imágenes.
fuerza y valentía se muestra en tu historia para cumplir con tus votos.
«Estar en tu centro». «Volver a tu centro»
Abrazo fuerte
Gracias, Marta. Me digo que la constancia no es mi fuerte pero la verdad es que cuando tengo el objetivo claro encuentro el camino. Gracias por ser parte de mi red.
Un fuerte abrazo,
Mer
Mercedes unos buenos votos » volver a mi » lo explicas muy humilde con tigo misma gracias por compartir
He intentando buscar la flexibilidad porque sé que incumpliré a veces, pero también que volveré a empezar. Me he dado cuenta de que hacer el compromiso ya es un empuje. Y aclara el objetivo. Gracias por lo que me dices en tu comentario.
Un abrazo,
Mer
Mer,
Me resulta muy inspirador “volver a mi”, es una afirmación que yo también me hago en mi vida cotidiana y el verlo escrito con tus votos me ha removido mis propios propósitos.
Gracias!
Un abrazo,
Maite
Maite, me alegro que te resuene. Me siento acompañada.
Un abrazo,
Mer
Ufff, Mer. Volví a leerlos y me parecen más hermosos aún, y la belleza me abruma y me tambalea, como a ti…Tres pilares fundamentales también en mi vida, cada vez más: Escritura, Meditación y Espiritualidad, dejarse reposar en ese algo más grande…y Volver a mi cuando me despisto, con esa mirada bondadosa de la q hablas…casi q me los apunto yo también.
Y q buena esa cueva calentita de WhatsApp.
Un abrazo bien grande
Inés, pues bienvenida. La cuevita es una maravilla, espero que nos dure todo el invierno… y más.
Un abrazo grande para ti también,
Mer
Que gusto descubrirte desde aquí Mercedes.» Volver a mi». Me encanta como mantra, no se me había ocurrido, eso que es lo que pretendo cada día. La mente va y viene y hay que estar atento. Gracias por compartir tus propositos. Me cuesta hacer los míos, he de ir de uno en uno y darme tiempo estoy en época de descanso, pero sin pararme del todo.
Al final siempre es » vuelvo a mi » el proposito definitivo.
Gracias. Un abrazo
El mantra era el título de la tarea de Isa, así que estaba fácil. Para hacer los votos, qué para mí era muy difícil, tuve que ir concretando en fases, cada vez un poco más, porque sí, mi mente va y viene, y gran parte del tiempo no sabe ni lo que quiere. Darse tiempo está bien. Yo también me lo doy 😉
Un fuerte abrazo,
Mer
Gracias por compartir tu votos, Mer. Por poner palabras donde yo no llego. Comparto esos tres pilares fundamentales para mantenerme en mi centro, tan lleno de vaivenes, tan locos y tan cuerdos.
Te achucho