Al servicio de los hechos
Los personajes de cuento han de estar al servicio de unos hechos y un argumento, y no al revés (como en la novela). El personaje nos puede servir de punto de partida… siempre que sus rasgos nos sugieran un intenso conflicto que resolver a través de una serie de hechos que habremos de inventarnos.
Los hechos son los que configuran al personaje en mayor medida y le harán evolucionar
Y todo está unido: esos hechos son, de hecho, los que configurarán al personaje en mayor medida y le harán evolucionar, así que no hay que descuidarlos.
El protagonista, guía del lector
El protagonista sirve para que el lector se identifique con él y se deje guiar a lo largo de los acontecimientos.
Puede haber otros personajes, por supuesto, pero sus roles han de ir, de algún modo, unidos al del protagonista para propiciar un cambio y conformar un sentido final. También hay relatos corales en que no hay un protagonista concreto y se alude a un grupo de personas, pero todos los personajes han de estar unidos, igualmente, por un hilo de acción común.
El resto de personajes desarrollarán roles que han de ir unidos por el hilo de acción común
Si cada uno va a su aire, y su coincidencia dentro de la historia es meramente circunstancial, el lector no sabe cómo ni en base a qué interpretar lo que les ocurre, por lo que el hilo de la trama se pierde y las acciones resultan superfluas: son esas como podrían haber sido otras.