Huesca, 23 de agosto de 2018
Flexibilidad infantil en grado sumo
Estos días mis hijos y yo hemos estado a diversas alturas del río Ésera, en Huesca.
Resulta que una o dos veces al día abren la presa para aumentar el caudal del río y que los turistas puedan hacer rafting. El otro día estábamos tan tranquilamente en una preciosa y paradisíaca poza, y en cuestión de cinco minutos aquello se convirtió en un torrente de aguas turbias y tumultuosas que casi nos arrastra con toallas, bocatas y todo. Me sorprendió la flexibilidad de mis hijos, que pasaron de jugar a tirarse al agua clara desde una piedra en mil posturas diferentes a lanzarse al agua una y otra vez para dejarse arrastrar por el torrente hasta un remanso de más abajo. Y fueron igualmente felices.
Mi mente en modo poza paradisíaca
Todo esto me recordó a mi mente. Estoy enamorada del modo «poza paradisíaca», pero aparece tan de tanto en tanto y de forma tan fugaz… A quien gobierna mi mente le gusta, al parecer, el rafting, porque cada dos por tres aumenta el caudal y dejo de ver el fondo claro. Todo adquiere velocidad, las aguas emocionales me arrastran, los oídos me pitan, mi cuerpo me pone en estado de excepción. Son muchas las veces al día que me digo a mí misma: «Así no puedes pensar con claridad. Espera a mañana». Pero eso se convierte en un eterno «Vuelva usted mañana», o en el día de la marmota, o yo qué sé. Nunca llega el momento de ver las cosas claras como para decidir conscientemente qué hacer o no hacer con mi vida. De modo que las decisiones que tomo y las acciones que emprendo suelen ser más bien automáticas, desesperadas o urgentes. La sensación de que mi forma de estar en la vida es una verdadera chapuza me abruma.
Son muchas las veces al día que me digo:»así no piensas con claridad, vuelva usted mañana»
Lo que me pregunto es cómo en otras épocas de mi vida no me daba cuenta de esto. Cómo me las apañaba para mantener sobre mis hombros un palacio construido de mentiras sobre mí misma y el mundo que me rodeaba, cómo podía mantener esa sensación de control. Ahora que a ese palacio se lo ha llevado la corriente, me siento sin cimientos y bastante vapuleada, pero al menos no he de soportar esa pesada carga. Y de vez en cuando, es verdad, en los momentos más inesperados, la corriente se aquieta y puedo disfrutar del un agua cristalina que me deja ver el fondo. No me da tiempo a tomar decisiones, emprender acciones ni porras, porque enseguida me veo de nuevo empujada por la corriente.
Espero poder aprender a hacer rafting a pelo y disfrutar, poder estar en movimiento de forma sosegada,esa es la clave
Solo espero poder aprender (¿o desaprender?), como mis hijos, a hacer rafting a pelo y disfrutar de ello, sin estar permanentemente buscando la calma en otro lugar. El agua turbia tiene la misma esencia que el agua clara, y el movimiento que la quietud. Estar en el movimiento de una forma sosegada es la clave. Y que no me salga ni de coña es una señal de que estoy en el camino… perdón… en el torrente ?.
2 comentarios en «LAS COSAS CLARAS: RAFTING O POZA PARADISÍACA»
Queridísima Isabel:
Impresionante tu escrito. El símil que realizas de la mente con la poza paradisíaca de agua calmada y limpia, que en pocos segundos, le llega un torrente de agua turbia y tumultuosa, está a la altura de los mejores filósofos espirituales, si es que no los superas.
Yo titularía este escrito como la “Fábula de la poza paradisíaca y el torrente de agua”. Son muchas las enseñanzas que podemos sacar de ella. Enseñanzas sobre lo que es la vida y el comportamiento de nuestra mente.
Nuestra vida y mente (.. que siempre van juntas) transcurren entre la calma de la poza y la llegada de torrentes de agua. Cuando la poza se encuentra en calma es cuando estamos felices (objetivo indiscutible de nuestro vivir). Cuando llega un torrente de agua, éste nos provoca sufrimiento y/o dolor. A todos nos pasan cosas buenas y cosas malas a la vida. La ultima cosa mala y definitiva que nos pasa es la muerte…(al menos para los que pensamos que no hay vida después de la muerte…)
Somos fruto del azar, y esta es la gran variable que tenemos descontrolada en nuestra vida. Creemos que lo tenemos todo controlado y no controlamos nada.
Así pues la pregunta que todos nos realizamos es: ¿Que hago cuando llegan a mi vida estas inevitables aguas turbias y tumultuosas?. En tu escrito, Isabel, ya la has contestado cuando dices: “El agua turbia tiene la misma esencia que el agua clara, y el movimiento que la quietud. Estar en el movimiento de una forma sosegada es la clave”.
La siguiente pregunta a realizarse es: ¿Y como conseguimos esto?. Difícil la respuesta. Para responder esta respuesta, primero tendríamos que responder a la pregunta ¿Qué es la vida?. Esta pregunta, queridísima Isabel, nunca sabremos lo que es,… a pesar que haya miles de respuestas de ella. El día que la humanidad pueda saber lo que es la vida, o por ejemplo que es el espacio, que es el tiempo…, aquel día será el fin de la humanidad….
Se me ocurren algunas ideas de como conseguir estar sosegado cuando llegan a nuestra vida aguas turbias y tumultuosas:
Reírse, y mejor reírse de uno mismo.
Aplicarle humor al asunto. El humor surrealista es el mejor.
No pensar.
Pensar que la vida es un juego.
Comer palomitas y mirar Gran Hermano (..sólo realizarlo cuando uno esté muy apurado)
La última y mejor, es inscribirse a tus fabulosos cursos de Escritura y Meditación.
Queridísimo primo Josep,
Muchísimas gracias por tu comentario a mi post. Un placer leerlo y masticarlo 🙂
Te contesto entre líneas:
«Impresionante tu escrito. El símil que realizas de la mente con la poza paradisíaca de agua calmada y limpia, que en pocos segundos, le llega un torrente de agua turbia y tumultuosa, está a la altura de los mejores filósofos espirituales, si es que no los superas».
Qué exagerado eres ;-D
«Yo titularía este escrito como la “Fábula de la poza paradisíaca y el torrente de agua”. Son muchas las enseñanzas que podemos sacar de ella. Enseñanzas sobre lo que es la vida y el comportamiento de nuestra mente».
Más que una fábula (donde suelen aparecer animales ;-)) podríamos llamarlo «parábaola» o algo así.
«Nuestra vida y mente (.. que siempre van juntas) transcurren entre la calma de la poza y la llegada de torrentes de agua. Cuando la poza se encuentra en calma es cuando estamos felices (objetivo indiscutible de nuestro vivir). Cuando llega un torrente de agua, éste nos provoca sufrimiento y/o dolor. A todos nos pasan cosas buenas y cosas malas a la vida. La ultima cosa mala y definitiva que nos pasa es la muerte…(al menos para los que pensamos que no hay vida después de la muerte…)».
Y para los que pensamos que la consciencia sigue su curso una vez se disuelven los agragados del cuerpo también es una cosa mala la muerte ;-D. Solo las personas iluminadas logran trascender el sufrimiento que nos provocan las tres marcas de la existencia (el dolor, la impermanencia y la inexistencia del yo). Mientras nos iluminamos, estamos sometidos a los vaivenes de intentar obtener los que nos parece deseable y rechazar lo que consideramos indeseable. Eso sí, se puede trabajar con ello.
«Somos fruto del azar, y esta es la gran variable que tenemos descontrolada en nuestra vida. Creemos que lo tenemos todo controlado y no controlamos nada».
Estoy de acuerdo: creemos que lo tenemos todo controlado y no lo tenemos en absoluto. Pero no creo que seamos fruto del azar, sino de nuestras tendencias habituales.
«Así pues la pregunta que todos nos realizamos es: ¿Que hago cuando llegan a mi vida estas inevitables aguas turbias y tumultuosas?. En tu escrito, Isabel, ya la has contestado cuando dices: “El agua turbia tiene la misma esencia que el agua clara, y el movimiento que la quietud. Estar en el movimiento de una forma sosegada es la clave”.
No tiene mucho mérito decirlo… Lo difícil es hacerlo, claro ;-).
«La siguiente pregunta a realizarse es: ¿Y como conseguimos esto?. Difícil la respuesta. Para responder esta respuesta, primero tendríamos que responder a la pregunta ¿Qué es la vida?. Esta pregunta, queridísima Isabel, nunca sabremos lo que es,… a pesar que haya miles de respuestas de ella. El día que la humanidad pueda saber lo que es la vida, o por ejemplo que es el espacio, que es el tiempo…, aquel día será el fin de la humanidad….»
Hacerse todas estas preguntas es un entretenimiento intelectual. La realidad es inexpresable y no se puede introducir en un corsé de conceptos. Pero que la vida sea inexpresable no quiere decir que no la experimentemos y que no podamos acceder a ella de un modo directo.
«Se me ocurren algunas ideas de como conseguir estar sosegado cuando llegan a nuestra vida aguas turbias y tumultuosas:
Reírse, y mejor reírse de uno mismo. Aplicarle humor al asunto. El humor surrealista es el mejor.
«.
Estoy de acuerdo :-D. En uno de mis libros favoritos, «Más allá del materialismo espiritual», de Chögyam Trungpa Rinpoché, el autor dedica un capítulo entero al sentido del humor :-).
No pensar.
«Pensar que la vida es un juego».
Es que lo es ;-). Todo es un juego de la mente.
«Comer palomitas y mirar Gran Hermano (..sólo realizarlo cuando uno esté muy apurado)»
Me quedo con las palomitas… y una peli de Woody Allen ;-p.
«La última y mejor, es inscribirse a tus fabulosos cursos de Escritura y Meditación».
Je, sin ninguna duda. Bien introducida la cuña publicitaria, primo ;-p