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Hacerse permeable al cambio a través de la escritura

Escribir desde el corazón es una bandada de grullas

Una bandada de grullas

Tengo la sensación de que han cambiado muchas cosas en Escribir y Meditar en el último año. Aunque yo creo que lo que pasa es que nos vamos volviendo más permeables al cambio. Por ejemplo, una novedad es que estoy hablando en primera persona del plural, y no del singular. Porque una de las cosas que han cambiado es que estamos volviendo la mirada hacia otro tipo de orden o visión más comunitaria, menos individualista y con menos departamentos estancos.

Desde siempre me ha gustado trabajar más de forma grupal que individual, pero este año más que nunca hemos podido percibir en los acompañamientos ese multiplicarse de la energía dentro de cada grupo en favor de todos. Y la escritura es un magnífico material conductor para que se produzca un trasvase de ida y vuelta de la riqueza del mundo a la individual, de ahí a la grupal, y que de ahí pueda salir de nuevo hacia el mundo.

La literatura siempre ha estado unida a la espiritualidad y al crecimiento personal, aunque este enfoque ha ido perdiendo lugar a medida que la sociedad se rendían ante el consumismo brutal, el entretenimiento basura y la… Share on X

Desde que nació este proyecto de Escribir y Meditar, hace ya ocho años, y después de haber trabajado previamente treinta años en talleres literarios y editoriales, aposté por un enfoque de la escritura ligado a la espiritualidad y al crecimiento personal. En realidad, la literatura (al menos la buena literatura) siempre ha estado unida a estos ámbitos, pero yo creo que ese enfoque se ha ido perdiendo a medida que en la sociedad ganaba la batalla el consumismo brutal de entretenimiento basura y la mentalidad competitiva. Ha llegado un momento en que un libro, como objeto físico, está manchado de tantos procedimientos tóxicos, dañinos y egoicos que el enfoque inicial de lo literario pierde todo sentido.

Sentí que si algo podía aportar yo a las personas con visión espiritual que se sintiesen atraídas por la escritura como medio de expresión, era un ámbito tranquilo y acogedor en que pudiesen explorar su interior de una forma creativa, profunda y trascendente.

Y en eso hemos ido ahondando a lo largo de estos ocho años con múltiples acompañamientos. Uno de los primeros, y el que ha resultado ser el curso estrella, ha sido Escribir desde el Corazón, por el que habrán pasado más de trescientas personas, y después del cual muchas de ellas han ido realizando sucesivos acompañamientos.

A veces me imagino este proyecto como una bandada de grullas en forma de «V» avanzando por el cielo abierto. Hay muchas formas y posiciones en que cada pájaro puede estar en la bandada; todas aportan libertad de vuelo y a la vez trabajo en equipo. Ahora mismo, en cabeza, en el pico de la «V», hay un grupo de once mujeres (contándome a mí), que manejamos el timón y vamos abriendo camino en la visión global. Algunas llevamos quince años volando juntas, otras diez, las que menos cinco años. La mayoría empezaron con Escribir desde el Corazón, pasaron por otros cursos (como Escritura Consciente, Romper el Hielo o Escribe tu Novela), después conformé un programa especial para ellas que se llamó Escribir para Sanar, al que siguió uno llamado Tu Proyecto Vital, y este curso seguiremos con Desde la Esencia, que se ha diseñado en equipo y prácticamente se hace solo con la energía grupal.

La puerta de entrada más común a la bandada de Escribir y Meditar suele ser Escribir desde el Corazón Share on X

Escribir desde el Corazón

En cualquier caso, la puerta de entrada más común a la bandada de Escribir y Meditar suele ser Escribir desde el Corazón. Es un curso muy especial, porque en él se combina la práctica de las herramientas narrativas con una visión de la escritura ligada a la experiencia y al sentir (más que a lo mental). Quien lo hace, empieza a mirar el mundo y su día a día de otra manera, y ese es un cambio que dura para siempre.

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También en la forma de impartir Escribir desde el Corazón ha habido cambios a lo largo de los años. Al principio lo impartía yo sola y era un poco como la «mamá» de los grupos. Luego incorporé a Mercedes Adán al equipo, y empezamos a complementar mi mirada más bien estricta con su empatía, mi mente estructurada con su flexibilidad, etc. Por otro lado, hemos ido depurándolo para que se adapte cada vez más al enfoque ideal del principio. También hemos creado una estructura y una metodología que se acoplen a las necesidades y exigencias de las personas en unos tiempos cada vez más complicados, de saturación y desánimo en todos los aspectos de la vida.

Este verano Mer y yo nos hemos liado la manta a la cabeza, y hemos rehecho todos los materiales, para quitarles el tufillo a «técnica» y darles el aroma de las «croquetas de la madre de Mer». Si hay algo que hemos aprendido, es que cuanto más conseguimos que las personas se desenvuelvan desde el principio con una escritura «de andar por casa», basada en la confianza y la libertad, más posibilidades hay de que permanezcan conectadas a su corazón y se produzcan cambios de verdad sobre el papel.

Así que esa mezcla entre la realidad y la imaginación, lo cotidiano y lo trascendente, lo individual y lo grupal, es lo que provoca una especie de explosión nuclear interna que lleva a darse cuenta a quien escribe de cómo nos complicamos la vida y lo revestimos todo de artificio cuando lo más fácil es quitarse la armadura, extender las alas y volar. Es precioso ver esa transformación.

La escritura creativa te hace conectar con tu esencia, que sabe mejor que tu intelecto, la mejor ruta para llegar a ti. Share on X

Algunas perlitas

Me encanta cómo han quedado los materiales, y por eso me gustaría dejarte aquí algunas perlitas de los primeros temas, porque yo creo que te ayudarán a entender un poco no solo el enfoque que le damos al acompañamiento Escribir desde el Corazón, sino la dirección en la que vuela la bandada de Escribir y Meditar.

Podemos escribir por muchos motivos: para aprender, para descubrir quiénes somos, para practicar esa voz propia que narra con la que nos contamos nuestra vida, para reconocer nuestras habilidades y nuestros obstáculos… Si llegamos al gran público será estupendo, y si no, podemos seguir llamándonos escritores/as, asombrarnos de lo que nos atraviesa mientras narramos y disfrutar del viaje.

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El grupo te permite ver que nadas en el mismo mar, y eso te aporta compañía y fuerzas —a modo de salvavidas— para hacer tu propia travesía entre las olas. […] Que tú trabajes con lo tuyo ayuda a todos a que se reconozcan también como supervivientes en un mar agitado y cambiante. De este modo, podemos ser socorristas los unos de los otros, en una red que nos permite descansar y estar sostenidos.

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Si te repites «no sé hacerlo», «esto está muy mal» o «así no puedo enviarlo, porque me juzgarán», esos pensamientos te impedirán avanzar en tu proceso de escritura. Los puedes cambiar por algo como «voy a probar y a ver qué comentan mis compañeros, que siempre ven cosas que yo ni podría imaginar».

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La escritura forja mundos a través de asociaciones de ideas y palabras. Si esas palabras tienen cualidades como forma y color, y son tangibles, en nuestra mente se despiertan las imágenes y en nuestro cuerpo las sensaciones, y así entramos en la experiencia. Y si además son originales, sugerentes y significativas, lo hacemos con una fuerza enorme.

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La verdad está reñida con la presión. Cuando te relajas, hay una expansión en el cuerpo que permite emerger al tipo de escritor que eres, y que a veces tapas con un corcho, como si te avergonzaras de él. Y es un alivio dejarle ser, sin exigirle ganar el Nobel.

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Escribir es avanzar por un camino que tú mismo vas abriendo, lleno de arbustos y piedras. Si los miras con curiosidad y cariño, verás que esconden secretos imprescindibles para tu historia. Así que ver los obstáculos es el primer paso para superarlos.

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Ver la escritura como un amplio campo de creatividad te da pie a correr por él, tirarte en la hierba, sentir la humedad del rocío, hacer la croqueta o probar lo que tú quieras.

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Al empezar a escribir, lo normal es que pienses que tienes que hacerlo de una forma determinada, quizá con palabras cultas, con frases largas o con muchos adjetivos. Como son ideas preconcebidas, te sentirás torpe haciéndolo así. Pero si empiezas a hacer pruebas de voz, irá saliendo poco a poco un tono, un timbre y una intensidad diferente cada vez, hasta que de pronto darás con esa voz con la que te identificas: tu voz.

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Podemos discurrir toda la vida por las aburridas carreteras de siempre, o podemos empezar a construir otras que nos lleven a los sitios a los que queremos viajar. A través de la autenticidad y el desarrollo de la atención aparece la libertad de elegir. Y la escritura es una de las formas más eficaces de llegar a ello.

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La escritura es un regalo que echas a volar por el mundo. Los regalos que se recuerdan son los que se hacen con el corazón, y en ellos hay mucho de susurro, de intimidad con las cabezas juntitas. Al lector, cuando se le habla así, le llega un rumor al oído que le suena a verdad y se le graba en el cuerpo.

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La escritura creativa […] te hace conectar con tu esencia, que sabe mejor que tu intelecto la mejor ruta para ti. Y cuando caminas hacia allí, hasta la cima más alta o el lugar más recóndito, la satisfacción es inabarcable.

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Pensar es muy diferente que experimentar. Y cuando escribes, si quieres que el lector tenga una experiencia, a ti también te tiene que ocurrir algo, tienes que sentir más que entender. Te tienen que pasar cosas cuando te metes en tu imaginación: pierdes el sentido del tiempo, te emocionas con lo que ocurre o te enfadas y te entran ganas de decirle cuatro cosas al protagonista.

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Nos han vendido la moto del esfuerzo hasta rozar el martirio, y parece un peaje que haya que pagar para llegar a la liberación. A la hora de escribir, sin embargo, mejor que el placer gane el pulso al esfuerzo. Dejar salir la propia voz es soltar, excarcelar, gritar, liberar esa energía encapsulada en el cuerpo. Y eso es gozoso. Saborea lo que escribes. Disfruta.

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La escritura es una forma de apuntar con la linterna a algo que no ves con claridad en el desván de tu mente. Esa luz permite superar algunos miedos y dar a las cosas su dimensión y forma reales. Así que debería darte más miedo dejar las cosas en ese desván que sacarlas al aire. La sensación a veces es la contraria, por la nitidez con la que se ven las cosas cuando les da la luz. Por eso es importante no enjuiciar y dejar libertad a tus historias y tus protagonistas. Es la manera de liberarte tú también.

Termino con un fragmento del tema 3 (que se llama «Lo concreto: las croquetas de tu madre») que me encanta, en el que para mostrar lo que es el amor, Mer nos habla de las croquetas de su madre. Esto es hacer un poco de spoiler, pero bueno, no se lo cuentes a nadie, por favor ;-):

Las grandes palabras pueden resultar irritantes cuando se usan sin fundamento. Cuando se invoca a la libertad, el amor, la justicia, la solidaridad, la felicidad… y todas esas ideas, así, sin más, parece que se hacen brindis al sol.

[…]

Por eso, en vez de hablarte del amor, prefiero hacerlo de las croquetas de mi madre. Recuerdo que me las hacía el día de mi cumpleaños o en una fiesta especial en que quería quedar bien. Después de revolver la besamel mucho rato para que no quedasen grumos y atinar con el ingrediente rico (que si atún, que si jamón…), extendía con cuidado el resultado en varias bandejas, lo dejaba enfriar para que se endureciera, y después hacía la forma de cada croqueta de una en una. A continuación, las pasaba por el huevo y por el pan rallado, y las freía con el aceite en su justa temperatura. Después de todo eso, mi madre llegaba al comedor con la bandeja de croquetas doraditas, recién hechas, con un olor divino. Porque, además, había que freírlas en el momento. Y estaban blanditas y deliciosas. Eso solo lo hace para ti alguien que te quiere de verdad, ¿no crees?

Podríamos escribir montones de ensayos sobre el amor o sobre la libertad con palabras grandilocuentes y huecas. Pero si quieres que alguien vivencie lo que ocurre en una historia, y pueda sentir las emociones y razones que se mueven por debajo, […] has de poner ante los ojos de quien lee una situación clara, visual, a través de la que se comprenda el sentido de lo narrado, en lugar de dar largas explicaciones abstractas que se queden en el terreno de lo intelectual.

Espero que te hayas hecho una idea de cómo nos hemos ido haciendo permeables a los cambios en Escribir y Meditar, al modo de una bandada de grullas en continua migración y disfrutando del vuelo de la vida. Si quieres unirte a la bandada, puedes hacerlo de muchas formas, pero una de las mejores es a través del acompañamiento Escribir desde el Corazón.

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