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La escena o la vida

la escena de un arbol durante una puesta de sol tormentosa genera emociones y pensamientos traducidos por el escritor en un tiempo narrativo

Martes, 30 de agosto de 2019

La escena como unidad narrativa

Tanto en literatura como en cine la «escena» es la unidad narrativa más importante.

Hablamos de escena cuando el tiempo de la narración se puede equiparar al tiempo de la acción. Es decir, cuando al lector le da la impresión de que los hechos están transcurriendo a «tiempo real» sin cambiar de escenario.

Hablamos de escena cuando el tiempo de la narración se puede equiparar al tiempo de la acción. Clic para tuitear

Esto es algo que a quienes escribimos se nos olvida a menudo. Cuando se nos olvida, es porque estamos demasiado inmersos en plasmar el argumento de la historia y deshacernos de ella cuanto antes de la manera más indolora posible.

Nos pasa lo mismo en la vida. La vida transcurre a tiempo real, pero cuando no queremos conectar con ella instante a instante, porque duele demasiado, le damos al botón de avance rápido. Y así se nos pasan los años en un suspiro, sin apenas darnos cuenta.

Al escribir tendemos —como en la vida— a intelectualizar nuestras historias, a convertirlas en conceptos que nos permitan comprender lo que sucedió —y trasladárselo al lector— sin tener que vivirlo, es decir, en un solo plano.

Pero las cosas no funcionan así, ni en la vida ni en la literatura. Y ya que en la vida no nos atrevemos a vivir plenamente el presente (nos da demasiado vértigo) permitámonoslo en nuestras historias.

El momento de la recreación

Las escenas en un relato o en una novela son el momento de la «recreación», cuando podemos sumergirnos en el sueño vívido de la ficción para capturar todos los detalles del ahora y ofrecérselos al lector como un regalo de fragancias, formas, sabores, sonidos y texturas.

La vida entra por los sentidos y es interpretada por nuestros personajes convirtiéndose en emociones, pensamientos y sentimientos que, a su vez, condicionan y modifican lo que sucede, en un flujo constante de energías que nunca se detiene, de manera que el conflicto avanza sin obstrucción hacia el desenlace.

La vida entra por los sentidos y es interpretada por nuestros personajes convirtiéndose en emociones, pensamientos y sentimientos, que condicionan y modifican lo que sucede Clic para tuitear

Recrear una escena significa vivirla. Significa soltar nuestro afán de control, nuestra tendencia a solidificar las situaciones, y permitir que las cosas pasen, que la sabiduría de la experiencia corra por nuestras venas, nos traspase y le llegue a otra persona. Se pasa mal y se goza. O se goza cuando uno va más allá de lo bueno y lo malo. Mi personaje sufre con su conflicto, y yo puedo elegir gozar al experimentar el despliegue mágico de la mente, dolor incluido.

Después, cuando esa escena haya pasado, habré cambiado junto con mi personaje. Y después, en mi vida, solidificaré un poquito menos las situaciones y me deleitaré más en el presente.

Nada de esto —que es la literatura— sucede si esquivas las escenas de una narración, si cuentas los hechos de forma resumida (es decir, de modo que el tiempo de la acción sea mayor que el tiempo de la narración) o explicas directamente la trama en abstracto. En las partes importantes de tu historia, has de tirarte a la piscina de las escenas, recrearlas y recrearte en su interior para dejar que el relámpago maravilloso de la vida te traspase e ilumine al lector.

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1 comentario en «La escena o la vida»

  1. Isa, gracias. Te he visto por una ventanita, leyendo el libro de canciones, con nuestra maestra sonriente. Os echo mucho de menos,pero agradezco la tecnología q me permite veros, con un solo parpadeo.
    Mi nieto, de 5 años, dice que lo que se ve es una película, no es la verdad. Claro, está enganchado tablets y you tube. Yo Le digo que si quiere también existe la fantasía. Besitos

    Responder

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