Encontrar la propia voz es una de las mayores trabas con las que se encuentra alguien que desee escribir, quizá porque tenemos muchas ideas preconcebidas sobre lo que es la escritura, el lenguaje literario, etc.
Trataré en este artículo de dar algunas claves para ayudarte a encontrar tu voz a la hora de escribir.
El discurso narrativo tiene mucho de oralidad. La voz es una de las herramientas más importantes del escritor, será lo que le dé sus huellas dactilares sobre el papel. Share on X
1. La voz llega a través del oído
Todavía, después de tantísimos siglos, la literatura conserva rasgos de su origen oral, de las historias contadas alrededor de una hoguera o en la plaza del pueblo, y también del teatro. Así que al lector, cuando lee un relato o una novela, le parece estar escuchando un rumor muy característico que le va contando al oído sucesos fascinantes, y a través del cual tiene acceso, con ayuda de su imaginación, al mundo ficticio.
El discurso narrativo tiene, pues, mucho de oralidad. Tanto, que podríamos decir que la voz es una de las herramientas más importantes para el escritor. Es más, la voz conforma al escritor, será lo que le dé sus huellas dactilares, su forma de existir sobre el papel.
Pero, igual que los cantantes tienen que educar la voz para que alcance su mayor potencial, si quieres escribir has de entrenarte también para que tu voz suene convincente, natural, directa, sincera… Y una vez que llegues a reconocer tu voz verdadera y a usarla en todos sus matices, esta te devolverá el favor, y hará que tus historias salgan con fluidez y autenticidad.
2. La voz está en relación con la mirada
Cada persona tiene una manera especial de mirar lo que sucede en el mundo y en su interior. Y la peculiaridad de nuestra mirada es lo que tenemos que trasladar a palabras escritas a través de la voz. Piensa en los tintes, los filtros o las distorsiones que le pones al mundo, y traslada eso a tu voz. Por ejemplo, ¿tiendes a ver el mundo de un modo negativo?; ¿irónico?; ¿tierno?; ¿enfadado?; ¿emotivo?… Esto te puede dar pistas de cómo será tu voz.
Cualquiera reconocería a la legua cómo suena la voz de sus seres queridos (y también de los odiados). Cada uno de ellos tiene no solo un timbre diferente, sino también una forma especial de transmitir a través de sus palabras (y por qué no, también de sus gestos) cómo ve el mundo.
Así pues, la voz no es algo que puedas aprender, sino que es el resultado de tus predisposiciones, carácter y tu propia experiencia. Cada persona lleva a sus espaldas una maleta de vivencias particular. Ese bagaje vital (cómo vive cada cual, cómo actúa, cómo siente) es lo que le hace mirar el mundo (y por tanto contarlo) de una manera única.
3. La voz ha de ser versátil
Sin embargo, que cada persona tenga una voz peculiar no significa que esta haya de ser rígida, única e invariable: los seres humanos somos capaces de comunicarnos de muchas maneras. No lo hacemos igual con nuestra pareja que con nuestra hermana, o con el camarero del bar donde desayunamos todos los días, o con nuestra vecina.
Tampoco es lo mismo que estés contando un chiste o cómo sufriste un accidente de tráfico. La hondura y el sentimiento de lo que transmites es diferente, como lo es tu estado de ánimo o tu momento vital, y por eso tu voz se manifestará de forma distinta: sale del mismo sitio, de dentro de ti, pero lo hace transformada en cada ocasión.
4. La voz la emite la figura del narrador
Cuando escribes historias, no hablas tú directamente, sino que lo haces a través de la figura del «narrador». El narrador es alguien del que a veces solo se conoce la voz. No se sabe cómo va vestido ni qué hace en sus ratos de ocio, sino únicamente qué dice y cómo lo dice.
Y el tipo de narrador que uses estará en función de la historia que desees contar y cómo quieres que le llegue al lector. A veces usarás un narrador en primera persona fundido con el protagonista. En esos casos, la voz narrativa será la del propio personaje, que hablará según su manera de ser y su forma de ver el mundo. O si usas un narrador en tercera persona más parecido a una cámara de cine, entonces la voz del narrador será totalmente diferente, quizá más fría e impersonal.
Así pues, una de las primeras decisiones que tendrás que tomar con respecto a la voz al escribir una historia es qué tipo de narrador y qué acercamiento a los personajes deseas usar.
5. Mezcla la presunción con la humildad
Hace muchos años asistí a una clase maestra de Alessandro Baricco. Entre otras cosas interesantísimas, dijo que el escritor era aquel que veía un ángel donde el común de los mortales no veía nada, y que era capaz de mostrárselo, a través de su obra, a los demás. Para lograr transmitir esa vivencia el escritor ha de tener —decía Baricco— una mezcla de presunción y humildad.
- La presunción precisa para creerse a pies juntillas lo que está diciendo («Yo lo he visto —ha de afirmar con su voz—. He visto al ángel, y te lo voy a contar»), estar convencido de su punto de vista y plasmarlo con autoridad a través de su narrador.
- Y la humildad necesaria para admitir que es un simple artesano de las palabras, para arrodillarse delante del lector con su caja de herramientas abierta, e ir cogiendo una u otra según las necesite para expresar su incuestionable verdad.
Lograr esa mezcla idónea entre presunción y humildad en la voz es quizá lo más difícil para cualquier escritor. Sin embargo, es algo que el lector intuirá desde la primera línea de un relato, y que le incitará a seguir leyendo o a dudar de una voz demasiado temblona, insegura, tópica, huidiza u ostentosa.
6. Ojo con la voz impostora
Si te has fijado, los niños siempre dicen lo que quieren y como quieren, igual en privado que en público. Por esta razón el lenguaje de los niños resulta tan directo, rico y atractivo.
Sin embargo, a medida que te vas haciendo mayor, empiezas a censurar no solo lo que cuentas sino también cómo lo comunicas. Y tu verdadera voz queda relegada para los momentos de intimidad en los que no tienes que rendir cuentas a nadie sobre lo que piensas o quién eres. Son muchas las voces externas que van poco a poco ocultando la tuya propia, por influencias de la sociedad, del estatus social, de la familia, de tus miedos…
Cuando escribimos, nos enfrentamos continuamente a las interferencias de diferentes voces que no nos pertenecen. Cuando te sientes inseguro respecto a tu propia escritura, recurres a tomar prestadas otras voces, que consideras más elevadas o literarias que la tuya, y usas palabras grandilocuentes o recursos efectistas que no solo impiden ver bien la historia, sino que producen desconfianza al lector, por la falta de naturalidad.
En narrativa, las palabras están al servicio de la historia. Y lo primero que has de aprender es a narrar de un modo sencillo y directo, conectando con tus personajes y sus conflictos. Lo esencial a la hora de escribir no es recrearte en las palabras y alardear de vocabulario, sino contar historias sugerentes. Mi recomendación, para ello, es que uses palabras sencillas, sin abusar de adjetivos y adverbios, evitando el lenguaje recargado.
7. Moldea tu voz con la intención
La intención sería el «para qué» cuentas la historia, y tendría mucho que ver con la temática y el mensaje subterráneo que quieres transmitir al lector. Esta intención se va a marcar en el tono, la expresividad y la pulsión emocional de la voz narrativa.
Cuando el narrador está cerca de un personaje, ha de impregnarse de su punto de vista y de su manera de entender lo que ocurre. Y si está lejos, ha de tener los suyos propios. Narrador y personajes son seres humanos, no robots. Al lector le interesa saber lo que ocurre, claro, cuáles son las acciones y reacciones de los personajes, pero también cómo lo viven, qué enfoque particular tienen sobre los hechos.
Imaginaos que, en nuestra historia, vamos a describir un amanecer. Aparentemente, una descripción es lo más «neutro» narrativamente que nos podemos encontrar. Sin embargo, no ha de tener nada que ver expuesta por un niño que por un viejo, por alguien a quien se le acaba de morir un ser cercano que por una recién casada, por un astronauta que está en la Luna que por un pintor frente a un lienzo. En estas diferencias subyace la intención.
8. Que tu voz apunte al fondo de la cuestión
En literatura siempre se está señalando, por debajo de las palabras, a un mensaje existencial. ¿Cómo vivimos? ¿Por qué? ¿Qué nos pasa? ¿A qué viene que el ser humano esté en conflicto permanente?
Esto tiene que ver muchísimo con la voz. El mismo hecho no tiene nada que ver transmitido de forma irónica que trágicamente, y nuestros narradores se tienen que implicar para dar la mayor fuerza posible a la trama elegida, a lo que en el fondo se quiere transmitir.
Por eso, es importante flexibilizar nuestra voz como escritores y ser capaces de meternos —a saco— en la piel de nuestros personajes. Es una opción —en cada relato que uno comienza— vital, ideológica, trascendente: es lo que queremos decir con lo que estamos diciendo. Fondo y forma, en definitiva, no están separados.
El personaje y la voz son los ganchos que al comienzo de un relato atraparán al lector. La voz tiene cierto efecto hipnótico que sumerge al lector en la ficción Share on X
9. La voz funciona de gancho y transporta mucha información
El manejo de la voz narrativa constituye alrededor del setenta por ciento de la eficacia de un relato breve. Es una generalización, por supuesto, porque es verdad que en algunos casos se usa este recurso de una forma más llamativa que en otros.
Lo que quiero decir es que, al estar trabajando con un género breve, el uso de recursos o herramientas que agrupen varias funciones es esencial. Las matizaciones de la voz narrativa (como son el tono, el volumen o la expresividad) dan muchísima información sobre la historia sin que eso afecte a la extensión del relato, lo que la convierte en un recurso clave.
En cómo se está dando una información ambiental, por ejemplo, podemos deducir el estado anímico del protagonista, su sexo, sus preferencias, sus neurosis y hasta si se trata de un funcionario o de un músico de rock.
Por otra parte, el personaje y la voz son los «ganchos» que al comienzo de un relato atraparán al lector. Si el lector nota que hay una voz implicada, potente y autorizada que le facilita las cosas para entrar en la historia, se quedará prendado, aunque a lo mejor el conflicto tarde un poquito en aparecer o se esté abusando de la descripción. La voz tiene cierto efecto hipnótico que, como escritor, te viene de maravilla para sumergir al lector en la ficción mientras estás haciendo aún ajustes antes de ponerte de lleno a profundizar en el conflicto.
10. La voz es el principal medio de transporte de las emociones
La literatura se mueve en el ámbito experiencial y, por tanto, en el mundo de las emociones. Y una buena parte de la carga emocional de un relato está depositada en la voz. Cuando la forma en la que se nos dice algo nos emociona, ya estamos inmersos en la vivencia, más allá del plano intelectual, y cuando estamos ahí al escritor le resulta mucho más fácil llevarnos y traernos por hechos que podrían resultar inverosímiles observados a una mayor distancia.
Por el contrario, si no usamos la potencialidad de la voz narrativa, puede que el discurso se quede plano e impersonal, que el lector detecte cierta contradicción entre lo que se le está contando y la falta de entusiasmo o la indiferencia con la que se le está contando, que haya un exceso de explicaciones con información que podría ir implícita en la voz, etc.
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Espero que estas claves te hayan servido para comprender la importancia de ir practicando con tu voz para aprender a modularla cuando escribas tus historias.Aún puedes participar en el RETO GRATUITO «ENCUENTRA TU VOZ AL ESCRIBIR» accediendo a través de este enlace: Reto Encuentra tu Voz.
9 comentarios en «La voz narrativa que te define: 10 consejos para identificarla»
Muchísimas gracias por tu generosidad.
Me ha servido de gran ayuda.
¡Genial, Isa! Me encanta cómo lo resumes y lo explicas y me recuerda que el camino de la escritura es la meta en sí mismo. Sigo aprendiendo (y desaprendiendo) a cada paso. Gracias y un abrazo grande para ti.
hola, Isa, como siempre palabras sabias de una voz sabia. Graciasss
¡Un abrazo grande!
Hola, Isa;
Fantástico este post. Me confirma lo que yo siento sobre la voz.
¡Mil gracias!
Me parece que no se puede decir más y mejor sobre la voz narrativa. Una exposición de verdadera antología.
Siempre, intuitivamente, me ha parecido que si encuentras la voz tienes el relato.
Quisiera encontrar mi mejor voz para decirte que eres una gran maestra de escritura.
Mil abrazos y besos.
Joana
Gracias una vez más Isa!
Cada vez entiendo más la necesidad de la autenticidad a la hora de escribir, de manera que el relato salga de uno sin censuras. Me doy cuenta de que siempre he escrito así, pero también me doy cuenta de cuántas veces, al pensar en que alguien pudiese leer lo que he escrito, he sentido pudor, no por ser cosas personales, sino por la libertad que he ejercido al escribir. Esto me está haciendo reflexionar sobre mi y mis miedos.
un abrazo!!
ESCRIBO CON VOZ POTENTE Y AUTORITARIA. ASÍ ME HIZO LA VIDA. MIS RELATOS VAN PLETÓRICOS DE MUCHAS EMOCIONES. ME GUSTA UTILIZAR UN LENGUAJE HERMOSAMENTE PULCRO Y ELEGANTE. GRACIAS MAESTRA DE ESCRITORES.
Me encanta leerte, no soy escritora, pero si hablo en público, antes me encantaba mi voz, pero ahora noto algo que no me agrada del todo, y el haberte encontrado me abre las ventanas a un verdadero viaje de mi propia voz, gracias, gracias, gracias!
Muchas gracias Isabel.
Muy interesantes los 10 consejos.
A ponerlos en práctica.
Abrazo