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Mi proceso en Escribir y Meditar – De Mercedes Adán

Mi proceso en escribir y meditar, un águila en el aire

Autora: Mercedes Adán

“Si algún día me sucediese que, con una vida firmemente segura, pudiera escribir libremente y publicar, sé que tendré nostalgia de esta vida insegura en que apenas escribo y no publico.”

(Fernando Pessoa “Libro del desasosiego”)

 

A Isa.

 

Conocí a Isa hace mucho tiempo en un curso breve de escritura. Muchos años después busqué su nombre en google y leí su web. Me parecía que sus cursos tenían algo diferente y allí fui a ver si era verdad. (Spoiler: lo era).

El primer día la clase estaba abarrotada. En una de las entregas llevé un relato sobre el incendio del edificio Windsor, el protagonista hacía un recorrido por el edificio cuando ya había comenzado el fuego pero aún nadie se había dado cuenta. Había trabajado mucho ese relato. Primera dificultad: leer en alto un relato mío delante de doce personas que iban a decirme lo que pensaban. Llegar al final de la lectura sin ahogarme era un triunfo. Hubo un silencio largo. No era buena señal. Pero lo importante era lo que dijera Isa. Con paciencia, me indicó los puntos incongruentes que hacían que el relato no funcionara. ¡Yo creía que estaba tan bien! ¡Me sentí tan desolada! Sopesé si merecía la pena que les explicara lo que no habían captado. Pensé dejar de escribir. Si nadie me entendía, renunciaba, y si no servía, también renunciaba.

No abandoné la idea de llevar un texto perfecto, pero entendí que era una idea mucho más loca que estar abierta a aprender de los fallos de mis relatos. Share on X

Por suerte, no soy impulsiva y cuando le pasó eso mismo a otra compañera fue más fácil entender. Veía como le iban revolviendo los comentarios y pensaba: «Ay, no te lo tomes como personal, que lo que te dicen tiene mucho sentido». A mi compañera no le servía mi pensamiento, pero a mí sí. Y cada clase sentía menos orgullo herido (muy poco a poco) y más interés en lo que me devolvían. No abandoné la idea de llevar un texto perfecto, pero entendí que era una idea mucho más loca que estar abierta a aprender de los fallos de mis relatos.

El siguiente curso despegó RELEE y nos fuimos a la calle Veneras, un sexto piso en la Plaza de Santo Domingo. Se veían las azoteas y los tejados del centro de Madrid, y los atardeceres nos iluminaban durante la clase. ¡Qué buenos recuerdos! ¡Qué buenos amigos! Empecé a leer sin ahogarme. Me di cuenta de que, aunque les gustaba a los demás, yo no estaba satisfecha de mis relatos. Sí, pasé de querer alcanzar la perfección a darme cuenta de lo poco que me servían las buenas críticas, porque mi crítica interna nunca estaba satisfecha. Pero había desarrollado una intuición propia de lo que me gustaba. Ahora los relatos me servían para hablar sobre cosas que me interesaban sin la presión de la perfección. Y comentar textos me gustaba tanto como escribir.

El siguiente curso que yo podía hacer con Isa era Proyectos Colaborativos y el objetivo era escribir un libro. Me parecía una fantasía irrealizable, pero yo ya confiaba en el proceso y me dejaba llevar. Y era capaz (a veces) de poner algo de juego y diversión.

Isa nos daba unas pautas para meditar antes de escribir cuando empezábamos un curso, pero eso era todo. Hasta que el verano de 2016 hicimos el primer curso intensivo de Escritura y Meditación en el Centro Shambhala, y juntamos de verdad las dos cosas a la vez. Esos días de calor de julio no sé qué magia ocurrió. Pero ocurrió. Al escribir nos atrevimos a poner un poco el mundo patas arriba, apartando lo que suele tapar la herida de cada uno. Y comprobé que atreverse y dejar caer las defensas funcionaba para escribir y para curar.

Tras derretir el hielo pensamos que era momento de estar al aire y recibir calor. En eso estamos, escribimos, leemos, y dejamos los maratones a favor de los paseos. Share on X

Seguí en Proyectos Colaborativos una vez a la semana. Y empecé en Escribir y Meditar una vez al mes, primero en la calle Ayala, luego en Cristobal Martínez Bordiú, y más tarde en la sala Art Meditation Rooom. Me suena a viaje. Cada lugar dejó su huella. Muchos textos, voces con diferentes timbres y emociones, el contacto del pie en el suelo en la meditación caminada, las miradas, las risas, el frío, el calor del té, los silencios, los bizcochos caseros de Matilde, las explicaciones de Isa. A veces parecía que caían en saco roto porque no leíamos los apuntes o  no nos acordábamos. Pero el cuerpo y la mente de cada uno se iban dejando empapar. Las yemas de los dedos sabían escribir solas. Costaba madrugar el fin de semana. A cambio: aprendí a ser más valiente, estar más presente, me mostré como soy y no me tomé tan en serio.

Isa no para nunca. Llego el curso 2019-2020 y arrancó un nuevo curso: Romper el Hielo. ¿Alguien no tiene alguna parte de sí mismo helada? No es tan importante cuál es esa parte como soltarse para que se asome al escribir (si ella quiere) y dejarla estar. Fue un curso de soltar. Hacer en la escritura como un corredor de maratón cuando llega a casa y se mete en la bañera. El cuerpo duele y se siente reconfortado a la vez. No hemos podido parar en el 2020-2021. Tras derretir el hielo pensamos que era momento de estar al aire y recibir calor. En eso estamos, escribimos, leemos, y dejamos los maratones a favor de los paseos.

Con la meditación me doy permiso; además de náufraga puedo ser águila en el cielo o pez en el océano. Share on X

Hablo de escritura, pero sobre todo hablo de un proceso. La escritura me hace sentir como una náufraga a la que le dan una buena tabla de salvación que le asegura que no se va a hundir. Con la meditación me doy permiso; además de náufraga puedo ser águila en el cielo o pez en el océano. A la vez que invento mientras escribo, me siento sostenida, y no solo por mi peso sobre el suelo.

Las etapas son muy personales, pero hay lugares comunes. Si eres constante el viaje te llevará lejos, aunque permanezcas en el mismo sitio. Te invito a que hagas tu proceso, y nos cuentes… El mío sigue: casi he terminado mi primer libro de relatos. Y eso me hace muy feliz.

21 comentarios en «Mi proceso en Escribir y Meditar – De Mercedes Adán»

  1. Surcar los mares, surcar los cielos, surcar los oceanos de nosotras/os mismas/os, atrapar las palabras y juntarlas con nuestros » yos » es surcar la Libertad…
    Gracias Mercedes por invitarnos a este viaje hacia nuestro interior, sin tener miedo.

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    • Qué bien dicho, Carmen Gloria, cada una tan diferente como una valiosa joya exclusiva, atravesando ese miedo, que es común y para todas lo mismo. La verdad es que un viaje de valientes.

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  2. ¡Felicidades Mercedes!

    Gracias por surcar los mares y ayudarnos a los demás.

    Viva el proceso, el bendito y necesario proceso.

    Por más aventuras compañera,

    Alicia

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  3. Querida Mer, siempre sabes encontrar las palabras que despiertan los sentidos, las emociones, los sentimientos. Aunque no nos hemos encontrado en persona todavía, haberte leído estos dos años ha sido como compartir muchos de confidencias. Tu escritura no solo es honesta sino que también es hermosa.
    Gracias, porque a tu lado he aprendido muchísimo
    Sole

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    • Sole, es que hemos compartido muchas confidencias, y muy gordas, en la distancia y sin despeinarnos. El día que nos juntemos sí que nos vamos a despeinar. Me has hecho mucho de espejo y ha sido muy emocionante.
      Gracias por tus palabras.
      Un abrazo muy grande.

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  4. Gracias Mercedes.
    El camino es el mismo, creo que en todas lo es, Isa nos ha mostrado cómo encontrarlo.
    Los sueños que marcan el norte también. Ese norte que cómo la utopía de Galeano nos ayuda a caminar.
    Me encanta tu camino y también tus metáforas, espero encontrarte en ese lugar soleado donde la luz templa el alma llena de heridas que buscan sanar.

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    • Gracias a ti, Ana.
      Yo también creo que es el mismo camino y también espero que nos encontremos en un buen lugar compartido 😉

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  5. Qué gusto da leerte, parece que te oigo, melodiosa y pausada, llena de paz y sabiduría.
    Sí, señora, el camino recorrido y el espíritu y el corazón alimentados minuciosamente. Eso transmites. Felicidades y gracias por dejarnos asomar a tu proceso.
    Un abrazo grande.
    Te sigo.

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  6. Atreverse a bajar las propias barreras, romper las defensas, y dejar que nuestro interior se exprese. Vaya proceso!
    Precioso texto. Gracias Mercedes!

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  7. Gracias por tu sinceridad, tu honestidad y tu transparencia. Tu texto es una invitación a la búsqueda y al crecimiento…. me siento tan reflejada!… creía que escribía, hasta que empecé a descubrir que apenas garabateo, pero como bien dices, ahora me importa menos la perfección y más lo que digo. Estoy empezando a dar los primeros pasos, Isa es una maravillosa guia. Felicidades por tu proceso y muchas gracias por compartirnos tu experiencia, Mercedes. Espero poder disfrutar el alumbramiento de tu libro. Que te sea muy grato el camino.

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