Sobre mis pies – De Mercedes Adán
Prueba a poner los brazos estirados en alto y mantenerlos. Al principio, te aburrirás, y estarán más presentes tus pensamientos que los brazos. Si aguantas entonces tus brazos empiezan a ser pesados. Cuando te parezca que ya no puedes más sigue, si estás pensando en bajarlos, no lo hagas.¡Aguanta un poco más!