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[Textos invitados] Lárgate, cuerpo gordo, lárgate – De Alicia Violan

cuerpo gordo largate

Autora: Alicia Violan

El maldito cuerpo siempre se ha interpuesto en mi camino. Creo asumir defectos como la envidia y mis miedos en general. Pero lo de aceptar los kilos ha sido otra cosa.

Hasta que conocí a una mujer.

Fue hace unos años en un taller de formación de fin de semana de Rebirthing o respiración consciente en Filadelfia. En un descanso en que fui a mear allí estaba la tía, echada sin pudor sobre el gran ventanón blanco del cuarto de baño. Con melena oscura para un lado del cuello y el rostro con papadita y cierta actitud indolente, descansaba la cabeza sobre un brazote enorme. El otro brazo se posaba sobre un muslo rollizo como las modelos, de lo más plácida, entre palmerales, con un bañador de color naranja, una imagen que poco tenía que ver con mi cara de preocupación y cien planes de la cabeza tipo: «Debes mejorar tu inglés», «Anne es mejor renacedora que tú», «Cuando adelgace dos kilos me pondré por fin los vaqueros», «Me siento un poco inflada», «Mañana te despiertas a las seis de la mañana y corres una hora» y bla, bla, bla.

¡Por primera vez en mi vida envidié a una mujer gorda! ¿Y qué importaba si sus brazos estaban grasosos y sus piernas celulíticas?

Ella era más feliz que yo.

Me impactó tanto que le hice una foto con el móvil. Lo cierto es que al mes, de retiro en el mismo taller, teníamos que hacer un mapa del tesoro, que para los que no sepan es un collage donde pones imágenes de lo que quieres manifestar en tu vida (dicen que si lo visualizas, lo consigues). Por ejemplo, un piso con terraza, un maromo de ojos verdes o un coche cuatro por cuatro.

Pues yo puse en el centro de mi tablero de objetivos a esa mujer porque me quería sentir como ella de espléndida con estas palabras en bolígrafo: «Me relajo en lo maravillosa que soy ahora, YA». El «ya» con mayúsculas porque ¡al carajo con mi sobrepeso ante tanta inmensidad!

Cuando comía compulsivamente era como echar basura a un ente separado o saco de grasa. Share on X

Esa mujer era relax en comparación a mi agitada historia de esfuerzos. Y es que mi maldito cuerpo, repito, siempre lo ha estropeado todo. Ya tenía suficiente con mi pena, como todo el mundo, para que encima los kilos vinieran a amargarme y a mostrar que no valía.

Cuando comía compulsivamente era como echar basura a un ente separado o saco de grasa. Y después del atracón, trataba con todas mis fuerzas de distanciarme de ese bulto, por ejemplo, rehuyendo los espejos. Me convertí en una experta en no verme, aunque siguiera notando la pegajosería entre mis piernas y las mejillas, aumentando de un día para otro, completamente dividida: el cuerpo, por un lado, y lo demás, por el otro. Lárgate, cuerpo gordo, lárgate. Pero cuanto más repugnancia me daba, más me obsesionaba y me desvivía para disminuirlo, maltratarlo, desaparecerlo.

El cuerpo fue el centro de mi vida, y mira que yo conocía muy bien la teoría: «Hay que amarse y aceptarse tal cual», la, la, la, la, «No eres tu cuerpo», «Lo de la comida solo tapa algo más profundo», la, la, la, «Hay que perdonarse», la, la, la, la. Pero otra cosa es practicarlo, llevarlo al cuerpo.

Por eso coloqué (esto fue antes de la pandemia) el tablón con esa mujer en la pared, enfrente de mi cuarto de baño. Pero al poco volví a las andadas, al viejo anhelo de ser otra ¡Hasta se lo exigía a la vida! Tanto sacrificio, tanto gimnasio, tanto esfuerzo…

¿Por qué no se me concedía ese derecho de una p… vez?

No solo estar delgada, yo quería escribir, meditar, ser social, ir a muchos lugares, destacar por algo. Y así he estado pendiente del reloj estos últimos años. incluso en la madrugada, acechando cómo las agujas iban pasando, cuatro, cinco… para salir de la cama e ir a la guerra, en una misión titánica de conseguir (un kilo menos, otra entrega de escritura, una clase genial, hasta una práctica espiritual como Dios manda).

Esto de querer ser otra agota. Esto de hacer y hacer agota. Entonces, hace dos meses decidí pedir ayuda y hablé con el universo «Por favor, mándame una señal clarita-clarita que yo pueda entender». Y cuando tú pides con el corazón siempre llega la solución, así declara el ho´oponopono, que es una técnica de resolución de problemas que yo utilizo. Lo gracioso es que normalmente las mejores soluciones suelen estar cerca y son las más simples. La mía estaba en mi propia casa, exactamente enfrente de mi cuarto de baño: ¡esa mujer otra vez!

Mientras yo no paraba la pata, yendo y viniendo, cada vez más consumida en esta persecución imposible, ella no se había movido ni una mijita del lugar: imperturbable y voluptuosa, echada, lánguida sobre el césped entre los palmerales, completamente centrada.

Y me dije, YO ME PLANTO también, de aquí no me mueve nadie. Basta de buscar. Basta de amar lo que no existe, el cuerpo que no tengo, los libros que no he escrito, los proyectos que aún no he llevado a cabo para que me quieran.

«Ven cuerpo mío, ven, déjame verte y sentirte. Cuando pongo mi mano sobre tu pecho siento tus latidos y el mensaje verdadero». Share on X

Además, si ya lo hubiera logrado todo, ¿Qué hubiera sido de mi? ¿De qué escribiría ahora?, ¿de liposucción?, ¿de ácido hialurónico?, ¿de silicona o implantes? ¿O me hubiera convertido en una de esas muñequitas mecánicas de Instagram de sonrisa postiza y cinturas imposibles, enseñando trasero?

Basta de querer que la vida sea a mi medida, e incluso tener un cuerpo a medida o una escritura a medida. Relaja de una vez.

«Ven cuerpo mío, ven, déjame verte y sentirte. Cuando pongo mi mano sobre tu pecho siento tus latidos y el mensaje verdadero».

Esa mujer siempre ha existido, tan inmensa, tan esencia.

Entre ella y las muñequitas mecánicas de las redes sociales, yo la elegiré siempre a ella, que no lucha, que no se esfuerza, que como nunca duda de sí misma jamás va a preguntarle a los demás sobre su valor.

Puede que me vuelva a distraer, pero yo sabré que esa mujer existe.

Quizá este verano me compre un bañador naranja para recordar quien verdaderamente soy.

29 comentarios en «[Textos invitados] Lárgate, cuerpo gordo, lárgate – De Alicia Violan»

  1. Un relato con fuerza, con ternura, con dolor……. Una especie de arcoíris de emociones y sentires.
    Una gran lección de aceptación y celebración de lo que uno tiene y es!!!!

    Un gracias muy gordo!!!!!

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  2. Gracias Alicia, me ha encantado. Lo he visto todo! Y tiene un ritmo que te va llevando de la mano, por las distintas velocidades del relato, haciéndote parte de él. Qué agotamiento lo de buscar y hacer siempre, te entiendo muy bien, gracias por recordármelo! Y qué difícil también ese soltar! Un abrazo

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    • ¡Pues ya está Luisa, nos plantamos aquí y a gozar! R E L A J A D A S ☺️…Qué ricooooo…..Gracias por tu comentario

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      • Alicia me encantó y me movió el alma.gracias por tu generosidad.Abriendo el cajón de las anhelos y dejando largar lo que sobra me hiciste viajar a mis lastres y decirles q se larguen.Es hora de soltar todo y con ese bañador naranja surfear las olas sin pudor. Vivir con risas y dejar fluir con dulzura nuestro ya sufrido cuerpo y alma.tqm.gracias manuela

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  3. Genial… me ha cautivado hasta el final, con problemáticas tan importantes llevadas a la literatura, hasta has conseguido que amemos más nuestro cuerpo.. te felicito… abrazos

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  4. Me ha encantado el texto Alicia¡¡ Fresco, ágil, natural y muy auténtico¡¡ .. es fácil identificarse con esa carrera hacia la búsqueda de lo imposible, bueno, yo me he identificado mucho¡ …gracias por recordarnos que lo mejor y lo más importante lo tenemos siempre bien cerquita y que al fin y al cabo, disfrutar del vivir no es más que estar presente…abrazo grande¡¡

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  5. Te animo Alicia a que te compres el bañador naranja y disfrutes de tu cuerpo este verano en la playita. Has ido conquistando ese valor de autoestima frente a tu cuerpo y sabes que está dentro de ti, tan inmensa, tan esencia, tan tú. Anímate a dar el paso y a bailar frente a las olas, disfrutando relajada de la esencia de la vida. Un cariñoso abrazo!!

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  6. Gracias por escribirlo. Todo un Viaje del héroe llevado a una búsqueda específica. He viajado contigo Alicia, durante la lectura. Gracias por escribirlo porque he sentido que íbamos durante la lectura de la mano.

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  7. Alicia te agradezco como lectora porque has logrado que «sienta» los vaivanes de la protagonista. Como lectora que escribe te digo: si, las imágenes, los tiempos verbales y la historia tan actual (respecto de la imagen del cuerpo y el cuerpo real) están excelentes. Abrazos

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    • Me animas mucho Ana Elisa y me gusta mucho saber que te haya hecho «sentir» y quedarte en el mundo mullido de «esa mujer» donde «todo es perfecto, donde no hay que cambiar nada, sino relajarse en lo que uno es». Gracias de corazón, Alicia

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  8. Autoaceptación del envoltorio, ese es el mensaje que he captado. Algo muy importante para la estabilidad emocional. El aspecto exuberante, ¿o debería decir la gordura?, no es determinante de la calidad como persona y mucho menos como mujer. Una señora así puede tener mucho más atractivo que las jovencitas de cintura moldeada a fuerza de gimnasio y cabeza sin amueblar. Lo digo en serio. Muchos hombres morirían por una gordita e incluso por una gorda con ingenio. Gracias Alicia por haber puesto tanta agudeza en tu texto.

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    • Hola José María,

      Aceptación en todo. El cuerpo, las circunstancias, los problemas sin tener que ir con la lengua por fuera…..¿No te llama aterrizar en ese jardín mullido o respirar en medio de cualquier circunstancia? Pero eso igual da para otro blog. Gracias por tu comentario que me ayuda no sabes cuánto.

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  9. Gracias Ali. El baño es un buen lugar para tenerla a ella y a su bañador naranja. El plantarse y no hacer nada, el secreto que nos das para renacer….cuánta sabiduría en esos kilos…cuanto que entender!!! Bravísimo!

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    • Me toco la barriguita con la misma reverencia con la que veo a esa mujer. Por cierto, me la traje de Nueva York y ahora está en medio del salón de mi apartamento para que no le pierda ojo. Un beso hermana.

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  10. Hola Alicia,gracias por tu escrito.Te atreves a publicar cuanto trastorno te ha supuesto tu cuerpo . Leyéndolo me identifico con algunas sensaciones.A veces nos sentimos mal con nuestra figura corporal por las tendencias sociales de belleza del momento,otras por qué realmente nos sentimos incómodas por arrastrar más peso del que sería natural que lleve pero creo hay que hacer un esfuerzo mente-cuerpo para encontrar el equilibrio que nos ayude a aceptarnos como somos sin obviar la necesidad de mejorar lo que nos hace infelices.
    Besos

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    • Totalmente María…y hacia ahí vamos…espero ir yendo…❤️
      Equilibrio es la palabra, Aceptación es la palabra, Amor es la palabra…Seguimos andando, aprendiendo, perdonando todo el tiempo, todo el tiempo.
      Gracias por tu comentario.

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  11. Hola Alicia.
    Me he identificado mucho con tu escrito, me ha encantado y llego a la conclusión de que lo mejor que tenemos es la vida y en ella tenemos que ser felices y aceptarnos como somos. Hay que vivir plenamente. ¡Vivan los kilos!

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    • Querida Olga,

      Amar los kilos sería como ….Amar nuestra vida con sus caídas, ¿no te parece?
      Cuando veo la grasa en la piel pienso en toda la sombra que la provocó (inseguridad, complejos, presión, perfeccionismo) …todo lo que me llevó a darme atracones o a poner platos más grandes o repetir cuando mi cuerpo estaba repleto.
      Quisiera amar esos kilos, porque sería como apreciar mi pasado, mi vida, el aprendizaje. ¡Los kilos son como maestros que nos hablan!
      Ay, como me enrollo….¡Pues que vivan los kilos, sí! ¡Que nos enseñen, que nos guíen! Gracias por tu comentario.

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  12. Y mi hermana se va a a enfundar en su bañador naranja y soltara por fin el globo que desde niña tenia sujeto a su muñeca…
    Y todos diremos ¡ pero que hermosa es Alicia!

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    • ¡Qué imagen tan bonita hermana Montse, Chiqui querida!

      A ver si encuentro un bañador naranja, te lo digo de verdad.

      Pero sobre todo SOLTAR EL GLOBO al universo y sentirme VERDADERAMENTE MÁS LIBRE.

      Gracias por acompañarme siempre.

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  13. Alicia , querida…he llorado de amor y reido de placer con tu relato.
    Agradecimiento …muchas gracias Alicia.
    Tu nombre signf.Verdad (griego).

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    • ¡Carmen! te daría un abrazo ahora mismo.

      Gracias por recordarme el significado de mi nombre, gracias por comentarme también?

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