La forma en que solemos contarnos nuestra historia está condicionada por lo que hemos vivido en nuestra familia de origen. Es decir, nos creemos que somos de la manera en la que nos hemos visto forzados a habitar este mundo. Pero nosotros no somos eso, o digamos que «eso» es solo una máscara o un disfraz (de infinitos posibles) que nos pusimos para sobrevivir en un entorno en el que éramos vulnerables. El problema es que cuando crecemos seguimos llevando ese disfraz, que nos queda realmente estrecho y nos hace sufrir. La buena noticia es que eso se puede cambiar.
Entonces, puedes contarte tu vida de dos maneras:
a) como víctima de los condicionamientos y modos de afrontamiento que marcaron tu infancia y que, en buena parte, continúan vigentes,
b) o en base a una trascendencia de dichos patrones, usando la gasolina de los conflictos del pasado para avanzar desde el presente con una actitud creativa y vital.
Yo voto por la segunda fórmula, y es la que te invito a probar en el taller «Reescribe tu propia historia», a través de propuestas de escritura y atención plena cuidadosamente dirigidas, así como comentarios escritos y reuniones en las que compartiremos los resultados de dichas propuestas.
Mi propuesta te permitirá ver todo tu recorrido vital desde una perspectiva fresca y renovada, lo que te dará fuerzas para afrontar tu existencia con honestidad.