Trascender lo anecdótico: el conflicto
Cuando se dice que en todo relato debe haber un cambio, nos referimos a cambio en el o la protagonista. Básicamente, en todo relato alguien se enfrenta a un conflicto, y de la resolución de dicho conflicto sale cambiado. Hay un antes y un después en la vida del protagonista, y eso es precisamente lo que hace que la historia trascienda lo anecdótico. También, obviamente, se produce un cambio en el lector, en la medida en la que este se identifica con el personaje y vivencia lo que le ocurre.
El cambio como norma literaria
¿Es esto siempre así? Yo diría que casi siempre, y por eso ha sido elevado al estatus de norma literaria. A veces el cambio es sutil y difícil de detectar, porque el personaje vuelve a su situación inicial… pero al menos ha habido una toma de conciencia que marca una diferencia importante, que hace que lo narrado no haya pasado en balde.
¿Hay excepciones que rompen la norma? Sí, seguro. Me parece estupendo (y necesario) que mis alumnas y alumnos se hagan en algún momento preguntas como si esto siempre es así, y que lean relatos buscando el cambio en el personaje (casi siempre, ya digo, se cumplirá esta norma).
A mis alumnos les aconsejo que aprendan a provocar un cambio en sus protagonistas, a enfrentarles a un conflicto vital
En cuanto a sus propios relatos, les aconsejo que aprendan a provocar un cambio en sus protagonistas, a hacerles llegar de un sitio a otro a través de enfrentarles a un conflicto vital, y traten de aplicar en este proceso la estructura clásica (inicio, nudo y desenlace).
Cuando tengan dominado eso, y sean conscientes del tipo de anclaje que provoca en el lector, estarán en disposición de romper los esquemas, porque sabrán —por contraste— qué fluctuación provocará eso en el lector y, por tanto, se plantearán qué darle a cambio de lo que le quitan. Incluso si le dejan sin asideros, lo harán de una forma consciente y estarán dispuestos a asumir las consecuencias.