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Escritura autobiográfica: qué es y sus modalidades hoy en día

Escritura autobiográfica, realidad o ficción, o ambas a la vez

Desde las pinturas rupestres el ser humano tuvo el impulso de «narrar» su propia vida. O podríamos decir también que la recreaba, reinventaba o ficcionaba. Porque incluso en su faceta más imitativa, la fidelidad absoluta al modelo no existe. Siempre había detalles añadidos, omitidos o modificados que no eran resultado del despiste ni de la torpeza, sino fruto de su imaginación.

Unos cuantos millones de años después, seguimos contando historias y seguimos tomando como modelo nuestra propia vida. Como esta no deja de ser modesta, limitada y no nos permite vivir todo lo que de verdad nos gustaría, inventamos historias, recurrimos a la ficción. De eso está hecha la literatura: de posibilidades, de la oportunidad de exorcizar fantasmas, de crear otras realidades y, a través de ellas, transformar nuestras vidas en otras diferentes.

No obstante, lo más cercano que tiene cualquier persona que se acerca a la escritura es a sí misma y sus experiencias. De ahí que lo vivido se convierta en un material precioso y muy válido para la escritura. Querer convertir en literario un hecho autobiográfico que dejó huella, es un impulso casi inevitable en quien se siente atraído por la escritura, y yo diría que muy sano.

El usar material propio e íntimo para escribir tiene sus peligros, pero de ellos hablaré en otro artículo, porque en este querría mostrar las modalidades en que la literatura se ha desplegado en torno a lo autobiográfico, pues es una buena forma, para quien quiere escribir sobre sí, de decidirse por uno u otro formato.

Para ver este abanico, voy a hacer primero una enumeración de las condiciones que han de darse para que a una obra se la pueda llamar «autobiografía»:

  1. Forma: narración en prosa.
  2. Tema: vida individual, poniendo énfasis en la conformación de quien se es en el presente.
  3. Posición del autor: coincidencia entre autor y narrador.
  4. Posición del narrador: coincidencia entre narrador y personaje principal del relato.
  5. Retrospección (uso de la memoria).

Si se incumple cualquiera de estas condiciones, ya no se trataría de una «autobiografía» pura, aunque sí parcialmente:

  • Si falla la primera condición, tendríamos un autorretrato (el texto no sería narrativo ni en forma de relato).
  • Si se incumple el segundo punto tendríamos unas memorias. Lo que le interesa contar al autor no es tanto su propia vida como las circunstancias sociales, políticas, etc. que la rodean.
  • Si falla la tercera condición (si el autor se aleja del narrador), nos encontraremos ante una ficción autobiográfica.
  • Cuando no coincide el narrador con el personaje principal del relato, tenemos una biografía, en la que el autor cuenta la vida de otra persona.
  • Si el narrador no emplea la mirada retrospectiva a la hora de narrar, nos encontramos ante un diario íntimo.

Modalidades de escritura autobiográfica

Veamos más de cerca este abanico que hemos desplegado:

1. La autobiografía

La autobiografía es una experiencia textual de alguien que precisa decir quién es y sacar a la luz la muchedumbre de seres que oculta en su almacén de realidades. Clic para tuitear

Podemos entender que una autobiografía es la lenta configuración sobre el papel de alguien que quiere decir su palabra, reflejar su visión del mundo, afirmar la conciencia de sí mismo y —a partir de sí— de cuanto le rodea. La autobiografía es siempre una experiencia textual de alguien que precisa decir quién es y sacar a la luz la muchedumbre de seres que oculta en su almacén de realidades. El autor va a tratar de crear, en fin, una obra cuyo sentido será del todo personal y que se alimentará de hechos vividos.

El autor de una autobiografía debe partir de un cierto distanciamiento de sí mismo, al igual que ante la observación de un objeto cualquiera, que exige de nosotros un alejamiento respecto de él: si lo tenemos demasiado cerca, no nos será posible apreciar sus particularidades, y si nos situamos demasiado lejos, ni siquiera llegaremos a verlo. Por eso habremos de buscar, ante todo, la distancia adecuada.

Rousseau narra en sus Confesiones cómo, cuando era un joven aprendiz, al volver de un paseo en las afueras de Ginebra, se encontró la puerta de entrada cerrada y el puente levadizo en alto; y entiende que este acontecimiento es el momento decisivo de su existencia. Pero tan solo va a poder otorgar este significado a ese acontecimiento años más tarde, cuando ha tomado conciencia de su propio sentimiento angustioso, obsesivo, de estar destinado a ser un hombre que ha perdido su hogar y a quien le está vedado encontrar otro durante el resto de su vida.

Los elementos que selecciona el autor de su experiencia pasada son aquellos que, con la distancia temporal y espacial, han adquirido la categoría de faro, pues iluminan una parte de su existencia. Entonces una autobiografía es, sobre todo, el arte de escoger de nuestro propio pasado aquellos acontecimientos que marquen un espacio y un tiempo llenos de momentos cotidianos entre los que sobresale, no obstante, uno único, capaz de representar, de sintetizar y de dar explicación al conjunto de todos ellos y que dé unidad de sentido a la obra. Esta es la fuerza con la que la narratividad (que implica significación) le gana el pulso a la realidad (que implica caos).

2. La ficción autobiográfica

 La única diferencia entre autobiografía y ficción autobiográfica es que en la primera el autor y el personaje principal coinciden, y en la segunda, no. No hay diferencias textuales y formales entre ambas.

La distinción está en el contexto; es decir, que en ocasiones no sabemos si lo que estamos leyendo es una cosa u otra si no tenemos los suficientes datos históricos sobre el autor. Por ejemplo, en la Autobiografía de Franco, de Manuel Vázquez Montalbán, en muchos momentos se puede llegar a dudar de si quien escribe aquello es realmente Vázquez Montalbán, su personaje o el propio Franco.

3. El autorretrato

 Los autorretratos se diferencian de la autobiografía pura en que no están expuestos en forma narrativa. Serían aquellas obras en las que el autor busca explorar el estado presente de su yo, en que se detiene a confirmar su propia condición, en ocasiones para decidir en qué sentido quiere dirigir su vida en adelante.

Cuando la intención predominante es la de desvelar la naturaleza y la estructura misma de la personalidad, el autor fácilmente tenderá hacia el autorretrato más que hacia la autobiografía, ya que se trata de llevar a cabo una especie de autoanálisis, de observar cómo y de qué manera uno mismo ha cambiado.

En las memorias, el hecho externo se traduce en experiencia consciente: la mirada del autor se dirige más hacia fuera que hacia dentro Clic para tuitear

4. Las memorias

Las memorias se diferencian de la autobiografía pura en que no se pone el énfasis en la propia vida y en la conformación de la personalidad, sino en los sucesos y acontecimientos externos. En las memorias, el hecho externo se traduce en experiencia consciente: la mirada del autor se dirige más hacia fuera que hacia dentro. El interés del escritor se sitúa en el mundo de los acontecimientos visibles y busca dejar constancia de los recuerdos más significativos, al contrario de lo que sucede en la autobiografía.

Dentro de las memorias, tenemos el caso de Confieso que he vivido, de Pablo Neruda. Neruda consideró lo suficientemente importante el momento histórico en el que vivió (tanto en su país como en el resto del mundo), como para escribir estas bellas memorias.

5. El diario íntimo

 La diferencia entre la autobiografía pura y el diario íntimo sería que en este último no hay retrospección, sino que se atiene a lo vivido en el presente de cada día.

De hecho, el criterio fundamental a la hora de escribir un diario reside en el hecho mismo de que el día —cada día— tiene un comienzo y un final. Incluso en el caso de una persona ya madura, cuyo criterio de selección está dirigido por una mayor conciencia de sus propios valores, cada apunte diario sigue siendo el extracto final de cada día. Cada anotación tiene el valor, en sí mismo, de ser el reflejo de un tiempo breve, de determinadas situaciones vitales, ya pasadas pero aún muy recientes, a las que se atribuye una importancia primordial.

Indudablemente, un diario extenso (como, por ejemplo, los Diarios de Anaïs Nin, que suman más de quince mil páginas impresas) revelará el desarrollo de la persona del escritor. Pero lo hará de forma muy diferente a como se da en una autobiografía, cuyo proceso esencial es el de buscar el fundamento de la dirección que ha tomado una vida, el de rastrear las raíces del significado que esta tiene en el momento de la escritura.

La autoficción,viene a registrar una paradoja contemporánea: la espectacularización de la intimidad, la imbricación de los espacios, los límites laxos entre lo público y lo privado, y entre la realidad y la ficción. Clic para tuitear

6. La autoficción

Vamos por último a mencionar un tipo de obra que se ha puesto muy de moda en los últimos años.

La autoficción ­—género paradójico por excelencia, que vacila entre dos mundos, el de la autobiografía y el de la novela, y que no nos permite como lectores discernir entre verdad o invención— viene a registrar una paradoja contemporánea: la espectacularización de la intimidad, la imbricación de los espacios, los límites laxos entre lo público y lo privado, y entre la realidad y la ficción.

La autoficción no es ajena a las escrituras confesionales. En una época en que  —a través de la cultura del espectáculo— lo íntimo se revela en todos lados, la novela también ha dejado de novelar. Las relaciones entre verdad y mentira, ficción y realidad, que nunca fueron sencillas de dilucidar, hoy vuelven a complicarse.

La autoficción constituye un subgénero híbrido o intermedio que comparte características de la autobiografía y de la novela. En ellas se alteran las claves de los géneros autobiográfico y novelesco y el pacto se concibe como el soporte de un juego literario en el que se afirman simultáneamente las posibilidades de leer un texto como ficción y como realidad autobiográfica.

Ejemplos españoles de autoficción serían (entre otros muchos) Vila-Matas o Javier Cercas.

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Espero que este artículo te haya servido para ubicarte en el entorno de la escritura autobiográfica. En próximos posts hablaré de los peligros de lanzarse de primeras a escribir de forma autobiográfica y de su uso para la autoobservación, la sanación y el crecimiento personal.

2 comentarios en «Escritura autobiográfica: qué es y sus modalidades hoy en día»

  1. Buenas tardes Isa.
    Radico en la Ciudad de México y leo todos los articulos de tu blog. Me han aportado mucho para intentar escribir. Desde hace tiempo quiero iniciar una autobiografia y ahora que leo tu articulo, me quedo pensando si en realidad quiero escribir algunas memorias.
    Te estoy agradecida por la generosidad conque compartes recursos para facilitarme a plasmar en palabras lo que quiero decir.
    Tus escritos son claros.
    Gracias

    Responder

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